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La empleada, de 20 años, reconoció que accidentalmente puso demasiada sal en la hamburguesa que estaba preparando en el restaurante, situado en la localidad de Unión City, en Georgia E.E.U.U., según informan varios medios locales.
Consciente del desaguisado, la empleada consultó al encargado si preparaba otra hamburguesa, pero el responsable del local optó por sacudir la sal y entregar el plato, como si nada.
La mala suerte hizo que el cliente al que iba dirigido fuera un oficial de policía, Wendell Adams, quien, encolerizado, se quejó del sabor excesivamente salado.
"Se puso a montar una escena en el local, y a mí me dio risa dijo la empleada. Y él me dijo: '¿crees que es divertido?'. Y creo que me detuvo porque creyó que yo pensaba que era gracioso", declaró la empleada a la cadena de televisión local WNEG.
Kendra Bull fue acusada de conducta temeraria, y puesta en libertad al día siguiente, tras pasar la noche en el calabozo y pagar una fianza de 1.000 dólares.
[color=blue]Quien trabaja en restaurantes, sirva mejor al cliente.
El cliente siempre tiene la razon.[/color]
