La premisa jugable es su mayor gancho: controlas a Maki, un chaval que puede transformarse en tiburón al tocar el agua. El juego divide su estructura en dos partes muy diferenciadas. Por un lado, tenemos el mundo central en 3D, donde navegamos con un barco para viajar entre islas. Es una idea genial sobre el papel, pero siendo honestos, se siente un poco vacÃo y sirve más de nexo que de juego real.
Pero la magia ocurre en el agua. Tienes 3 formas de tiburón distintas para desbloquear y alternar: el tiburón de arrecife (equilibrado), el martillo (fuerza bruta para romper obstáculos) y el mako (velocidad pura), que añaden esa capa de estrategia para avanzar. Además, si el modo historia te sabe a poco, hay contenido extra para estirar el chicle: un 'Boss Rush' para encadenar a todos los jefes sin descanso, y un 'Racing Mode' con tres carreras contrarreloj (una por escenario) donde tendrás que ir del punto A al B a toda pastilla usando todas tus habilidades de movimiento.
Para que no todo sea dar espadazos sin sentido, durante la aventura encontraremos tiendas. Aquà toca gastar lo ganado para comprar pociones de salud o mejorar atributos clave como la fuerza o la defensa de manera temporal, algo vital si quieres sobrevivir. Y hablando de sobrevivir, el juego ofrece tres niveles de dificultad: Fácil, con una barra de salud generosa; Media, con menos vida y un equilibrio estándar; y DifÃcil, donde la cosa se pone seria de verdad porque si mueres, es para siempre. Un modo permadeath solo apto para los muy cafeteros.