¿Amor gatuno por el pixel art o un arañazo que escuece?
Mira que gusta un plataformas retro. Esos donde la precisión es clave, cada salto cuenta y la dificultad te hace sudar la gota gorda. Eastasiasoft Limited (en esta ocasión junto a Nipobox) nos traen Kotenok, un juego de pixel art con un gatito protagonista que promete ser una "encantadora carta de amor a los plataformistas clásicos. ¿Estamos ante una joya independiente que recupera el espÃritu de antaño o simplemente otro intento más de subirse al carro retro sin una propuesta sólida y, lo que es peor, mal ejecutada? Pues, para que no te la cuelen, esto huele más a lo segundo, y bastante fuerte.
Saltar, morir y volver a intentarlo... hasta la desesperación
Somos un gatito perdido en un bosque, que debe volver a casa. La premisa es tan simple como el mecanismo de un chupete, y no necesita más. Aquà la cosa va de plataformas de precisión, o al menos eso intenta. El juego propone dominar unos controles que, de entrada, se sienten demasiado exigentes e imprecisos. Correr, saltar y el siempre útil doble salto son nuestras herramientas para superar etapas repletas de peligros: púas, enemigos que se mueven por patrones y algún que otro puzle que requiere algo más que reflejos.
Cada uno de los 50 niveles es un pequeño desafÃo que te pide una cosa: paciencia y timing. Pero no es una paciencia por la dificultad bien diseñada, sino por la desesperación que genera un control que no responde como deberÃa. Más de una vez nos toparemos con roces inexistentes con los pinchos o las tenazas de los enemigos, sin una explicación lógica. Los saltos, simplemente, no terminan de responder con la fluidez y la precisión que se le exige a un tÃtulo de este corte. No es un reto de "ir al lÃmite del pÃxel", es un reto contra un control defectuoso, lo que es un fallo garrafal en un plataformas de este tipo. Rebotar en hongos para alcanzar zonas elevadas, calcular la trayectoria para esquivar enemigos que patrullan o resolver pequeños acertijos son tareas que se ven empañadas por esta falta de fineza. La curva de dificultad, aunque más o menos ajustada, tiene altibajos extraños, con niveles pico que rompen el ritmo y luego se suavizan, lo que indica una falta de cohesión en el diseño.