Werewolf: The Apocalypse - Earthblood

Bienvenidos al lado más salvaje (o casi) de la naturaleza.

Cyanide Studios, desarrolladores de Of Orcs and men, Styx: Master of Shadows, o el más reciente Call of Cthulhu, nos traen de mano de Nacon, otra aventura con toques más que sobrenaturales (le han cogido el gustillo). Basado en el juego de rol de mese del mismo nombre, Werewolf: The Apocalypse - Earthblood, no pone en el pellejo de un hombre lobo en medio de la encarnizada lucha que se está llevando a cabo para proteger el futuro del planeta junto a su manada, contra las fuerzas del caos.

La eterna lucha del bien y del mal

Cahal, el hombre lobo que ercarnamos, pertenece auna de las tribus de hombre lobo que hay  a lo largo y ancho del planeta, llamadas tribus Garou. Estas tribus, ecoterroristas, luchan por el bienestar del planeta tierra o Gaia, como la llaman ellos y, sobretodo, contra uno de los mayores males de la tierra, la megacorporación energética Endron que, bajo una falsa premisa de respeto al medio ambiente en sus actividades, está llevando el planeta hacia su destrucción. Pero no queda ahí eso, esta malvada corporación está bajo la influencia de una de las fuerzas primigenias del universo, el Wyrm, fuente de caos.

Cuando empiezas a profundizar en la aventura y, a pesar de los cambios de guión, la verdad que no aporta mucho más interesante, siendo hasta casi tópico todo. Aunque también es cierto que con los coleccionables que vamos encontrando se amplía muy holgadamente la historia y dá la sensación de estar muy desaprovechada en profundidad y no muy bien llevada a cabo.

En la variedad (bien llevada) está el gusto

Cuando se enseñó el juego, prometía ser una mezcla de géneros bastante interesante: sigilo, acción, RPG... y sí, están presentes, pero ninguno de ellos llega a cuajar del todo. Las zonas de sigilo abundan, y nos presentan varias rutas alternativas pero, al final, el objetivo es el mismo, infiltrarse, desactivar la cámara de turno, activar la puerta para seguir avanzando y ya. y qué decir de la IA...la IA de los enemigos roza lo cómico. Lo común es que tengan una pequeña conversación entre ellos y se dedique a patrullar, lo cuál no es nada malo... si lo ejecutas bien. Los enemigos siguen unos patrones de movimiento tan marcados que a veces son un tanto esperpénticos y que le quita inmersión al título. Durante estos niveles tendremos una visión espiritual que nos permitirán ver dónde están los enemigos, el tipo de arma que llevan o localizar determinados objetos.

La parte RPG... que un juego tenga un árbol de mejora y puntos para subir esas habilidades no le convierte en un RPG. Así como tampoco lo hace tener conversaciones con los otros personajes en los interludios entre misiones o durante estas mismas y poder elegir nuestra respuesta. La mejor llevada, aunque tampoco es para tirar cohetes es la acción. Durante estas fases, nos transformaremos en crinos, para dar zarpazos a diestro y siniestro. Aunque hay que mencionar que el sistema de combos se queda muy muy corto, sí tenemos la posibilidad de encadenar determinadas acciones que den ese punto de parecer que éste apartado tiene más profundidad de la que realmente tiene. Durante la fase de crinos, tendremos la posibilidad de cambiar entre dos posturas una de ellas más ágil y la otra más tanque. Así como también tendremos el típico medidor de furia que cuando lo llenemos, seremos una máquina imparable de rabia e ira.