En el sentido estricto del combate, este es sencillo para ser un juego de rol. Iremos realizando acciones que consumirán posibilidades dentro de cada turno. Si hacemos algo más especial primero, probablemente, tan solo podremos andar después o incluso nada. Luego los hits y los daños están basados en los stats de los personajes y las zonas de combate se generarán aleatoriamente en cada combate y tendrán elementos para interactuar en batalla, que darán efectos positivos o negativos. Indicar que tendremos una primera fila, que combatirá activamente, y apoyos en retaguardia, que harán algún ataque de vez en cuando o darán algún beneficio a la primera fila de combate.
También, cuando nos enfrentamos a un grupo de criaturas a los que les sacamos bastante nivel, el juego nos da la posibilidad de jugar automáticamente y ganar. Esto está bien para evitar batallas repetitivas y tediosas contra enemigos a los que aplastaremos, aunque esta posibilidad no la tendremos en combates de historia importantes. De todos modos, no hay selector de dificultad, lo que acaba por desbalancear el juego en favor del jugador, a poco que seamos completistas y nos metamos con todo bicho viviente del escenario. Esto nos hará subir el nivel y empezar a “pasar por la espada” a hordas de enemigos, aunque en descargo, en varios momentos de la historia por mucho sobrenivel que llevemos, tendremos retos a nivel de combate.
Tendremos un libro de hechizos que ir investigando a lo largo de la aventura y que nos ayudarán en diferentes momentos. Y luego tenemos la ciudad de Yllian. Como dijimos más arriba, nos teletransportaremos casi al principio de todo a esta ciudad, y aquí entra el elemento de juego móvil ya que tendremos que ir reconstruyendo la ciudad, consumiendo recursos que podremos ganar durante el juego y autogeneraremos con minas, por ejemplo. Cada vez que queramos construir algo, tendrá que pasar un tiempo de carencia, hasta que el edificio se construya.
Al principio, será todo más rápido, pero llegará un punto en que las construcciones llevarán bastante tiempo. Por supuesto, que estas construcciones nos permitirán mejorar equipamiento y contratar criaturas como mercenarios que nos ayudarán en los combates. Y, aunque parezca mentira en este juego que parece tan orientado al jugador solitario, Disciples: Liberation tiene un modo de dos jugadores, preparando escaramuzas entre ellos, puede dar algún momento agradable con algún amigo, un café de por medio y pocas pretensiones en una tarde lluviosa.
Nos metemos en los gráficos y el sonido
El juego es sencillo, los gráficos son resultones y coloridos, según el bioma del sitio en que nos encontremos. A nivel de diseño, toda casa con este bioma y eso es agradable. No es lo mismo estar en la tierra de los elfos, que en un pozo donde se crían diablillos del abismo. En combate, algunas acciones tienen efectos de luz y de partículas aceptables y eso sí, las animaciones son bastante sencillitas, ya sea en el mapa del mundo, como en combate. No sé si el target del juego en origen, era la telefonía móvil, porque hay momentos en los que lo parece. De todos modos, aclarar que el juego está bien construido a nivel gráfico y es demasiado grande como para que esto fuese así, por tanto, que esto no sea un impedimento si os gustan los RPG de tablero.
A nivel sonoro, es un juego más. Los efectos de sonido están y pasan desapercibidos, pero esto hay que mirarlo con una tónica positiva, ya que no nos sacan del contexto. La música acompaña en todo momento y es, según el sitio en el que estemos, más ambiental o se introduce más en la escena. Bastante correcto a este respecto. Por cierto, que todos los textos están muy bien traducidos al castellano, aunque tiene las voces en inglés.
