Y
es que no me pasa desapercibido que la industria española del
videojuego está mutando y creciendo lentamente. Tras los estudios
fuertes, que se mantienen a la cabeza, están surgiendo nuevos creadores
con ideas diferentes y visiones menos encorsetadas de lo que la gran
industria acostumbra. Hablo de los alumnos de la Universidad Pompeu
Fabra y de los miembros de "Beatifun Games" que pese a no ser conocidos y
a no reportar una publicidad tan inmediata al evento, suponen un
beneficio impagable para el futuro de nuestra industria. Verles levantar
su premio y recordar que tan solo unos años antes estaban empezando a
dar sus primeros pasos me llenó de orgullo cual padre al que su hijo le
trae buenas notas.
Tampoco se me escapa el hecho de que un juego
de calidad pero muy poco innovador como es "Respawnables" fuera
galardonado con tantas pulgas con mostacho. En mi opinión, el hecho de
que su director artístico pidiera perdón a la audiencia por recoger el
premio a la mejor dirección artística, pone en manifiesto un grave error
en la votación de los premiados. Señores del jurado, quisiera
plantearles dos grandes dudas que me asaltan desde aquella noche: ¿acaso
todos ustedes probaron cada uno de los juegos presentados a la
nominación antes de ejercer su derecho a voto? y ¿han pensado en cambiar
su modelo de elección por uno más justo como el empleado en los Goya?.
 Dejando
de lado mis polémicos interrogantes y regresando a la cronología
natural de lo sucedido, tras la repartición de los pesados insectos
naranjas, algunos afortunados pudimos asistir a una fiesta en la
glamurosa sala "Luz de Gas". Celebración organizada por el portal de
juegos online "Miniplay" donde, ya más relajados, disfrutamos de canapés
y cava que corrieron por cuenta de la casa mientras un grupo de
veteranos, con alma de jóvenes greñudos, nos tocaba en directo su mejor
rock catalán.
Espontaneas felicitaciones a los premiados,
presentaciones tan exóticas como inesperadas y furtivas conversaciones
trascendentales nos condujeron hasta altas horas de la noche. Una serie
de actividades naturales en los humanos que refuerzan lazos y generan
otros nuevos entre los miembros galardonados y nominados. Un caldo de
cultivo para la creación de nuevas oportunidades cuyos resultados
veremos en unos años, o quizás antes.
 Termino mi peculiar visión
de los hechos en Madrid, dos semanas después de la fecha pactada con
esta web para la que colaboro. Las amables coordinadoras de prensa de
Gamelab me apremian por hacer público mi artículo y razón no les falta.
Por ese motivo y para evitar aburriros con insulsas despedidas decido
poner punto y final. Pero no sin antes recomendar encarecidamente a
todos aquellos interesados en formarse dentro del sector del ocio
interactivo, que no duden en visitar las siguientes ediciones de
Gamelab. El futuro de los videojuegos sois vosotros, y no quiero
imaginar un futuro sin genios que abracen cada experiencia y lección del
mundo para saber crear juegos inolvidables con los que inspirar a las
próximas generaciones.
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