Terry Crews y el poder de la nube no han sido suficiente “excusa”.
Ha llegado un día que llegamos a pensar que iba a suceder, el videojuego Crackdown 3 ya está a la venta para Xbox One (sacando su mayor rendimiento en Xbox One X) y Windows PC. Un título que trae cola en cuando a su desarrollo pero que afortunadamente casi un lustro después ha visto la luz, no siendo un Scalebound por ejemplo. Seguramente que la situación no ha sido nada sencilla para Microsoft desde su anuncio en el E3 del 2014, porque uno de sus principales características a relucir era la utilización de la nube para el procesamiento remoto, pudiendo ser así un hito tecnológico.
Desde aquella fecha, el juego ha pasado por diferentes estudios, los cuales desconocemos los motivos no terminaban de dar con la tecla o que directamente a la compañía amerciana no le estaba gustando los resultados. De hecho comenzaron con él Reagent, formados por exmiembros de Real Time Worlds (creadores originales del primero). Tras meses de incertidumbre, sin tener novedades sobre los progresos de esta tercera entrega, se termina anunciando que los nuevos encargados de concluirlos, o quizás empezar de cero es para Sumo Digital. A ellos les ha caído toda la responsabilidad de una entrega que no cumplirá seguramente las espectativas, pero al menos te puede hacer pasar un rato agradable.
Innovación poca, es más de lo mismo
Nada más comenzar vamos a ver entrar en acción a Terry Crews con su particular forma de ser. Es la manera que han optado para ponernos en situación en esta nueva entrega. La historia sencilla, lineal, siendo parecida a la vista en la primera parte. Llegamos a la isla de New Providence, en la que la compañía TerraNova Worldwide tiene el control de la misma. Ahí está realizando todo tipo de actos delictivos y nuestra misión no podría ser otra que conseguir la libertad de su tiranía. Para ello usaremos un sistema piramidal, recogiendo información de jefes. Derrotarlos nos facilitarán nuevos datos para llegar a sus superiores hasta el tercer grado que digamos está el mandamás.
La manera de ir recapitulando esta información e ir debilitando a los lacayos será con misiones secundarias. Desde la liberación de prisioneros, pirateo de torres de propaganda a otras más complicadas como puede ser la destrucción de plantas química, hacerse con el control de estaciones de monorraíl son algunos ejemplos. Según vayamos progresando en la historias iremos teniendo acceso a un mayor número a lo largo de todo el mundo abierto. Algunas pueden ser más complicadas en los primeros compases, pero después no.
Para subir de nivel se ha seguido manteniendo el sistema de orbes, que a su vez también es la parte coleccionable (y que muchos llegamos a odiar). Hay dos opciones, por un lado cuando eliminemos un enemigo, nos dará unos orbes determinados, algunos serán para restaurar la salud. Mientras otros se irán a nuestras habilidades, no es lo mismos acabar con ellos mediante explosiones, cuerpo a cuerpo, tiros o atropellos, ya que cada son todas características individuales. Aunque en líneas generales están bastante equilibradas. La segunda opción son otros repartidos por todo el mundo, la mayoría de ellos visibles que nos aportar agilidad (mejores saltos y movimientos en el aire) o los ocultos, más difícil de ver que serán un popurrí que aumenta todas.
Este aumento lo notaremos de cara a la progresión en el juego, al principio con un nivel uno, liberar alguna zona será tarea complicada o el daño que inflige nuestro arma. Si probamos más adelante con un nivel tres por ejemplo, la cosa cambia notablemente. Además en el mapeado, antes de ir a cualquier sitio, a razón de como sean nuestras habilidades nos sale un porcentaje de posiblidad de victorias desde lo más rojo con un 10%, un amarillo con un 22% a un blanco con un 68% pueden ser algunos casos que se den. Nos ha gustado este sistema que ya conocíamos y funcionaba bien, por lo tanto para que modificarlo.
