Por otro lado tenemos los escenarios, que son lo mejor del juego y de lo más
bruto que hemos podido ver en Play Station 2. Todos los escenarios han sido
diseñados con gran mimo, cincelando cada detalle y minuciosidad de tal forma que
a bien seguro los desarrolladores han tenido que realizar un laborioso trabajo
de desarrollo. En juegos como Hitman los entornos cobran una importancia
especial, vital. Eso lo saben muy bien los chicos/as de IO Interactive, pues
Hitman siempre ha pertenecido al grupo de juegos en donde interactuar con los
escenarios se hace indispensable. La variedad y amplitud de éstos también es un
punto importante que citar. Cada uno de los escenarios goza de identidad propia
y de un diseño exclusivo, además de ser bastante extensos y mucho menos
claustrofóbicos que los que pudimos disfrutar en Hitman Contracs. Por otro lado
resulta esencial resaltar uno de los escenarios, el que se nos mostró en los
videos promocionales, el de Nueva Orleáns, impresionante de verdad.

SONIDO
Si gráficamente Blood Money es especialmente sólido, el apartado de sonido no
le anda muy lejos, más bien a la zaga. La composición de la banda sonora
original ha corrido a cargo del excelente compositor Jesper Kyd, un músico
famoso por ser capaz de integrar el sonido del ambiente con música electrónica y
orquestal. Dentro de la saga ha participado en todos los juegos, y por fortuna
han vuelto a contar con él en Blood Money. También ha puesto la nota en
videojuegos como Splinter Cell 3, MDK2 o Messiah, asà que experiencia no le
falta.
Hitman Blood Money arranca con el tema "Ave MarÃa" del célebre músico clásico
alemán Franz Schubert (1797-1828), un primer toque de calidad que inicia un
juego con pocos rasgos "angelicales". A partir de ese momento aparece por
primera vez la BSO, que rinde a gran nivel pero se mantiene un poco en segundo
plano, sin despistar al jugador y fundiéndose con el entorno. En momentos de
tensión la música está perfectamente calibrada para aparecer en el momento
justo, con piezas con diversas tonalidades que si bien son bastante breves,
alcanzan cotas de buena calidad. Muchas veces la banda sonora está determinada
por el propio entorno; por citar un ejemplo en clara alusión a lo que acabo de
comentar, en la fase de la ópera, escucharemos claramente a tenores y sopranos
cantando una melodÃa de corte clásica.
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