El Señor de los Anillos: La Guerra del Norte

Donde si encontramos algo de variedad es a la hora de poder elegir las armas con las que atacar a nuestros enemigos, pues podremos realizar un buen número de combinaciones. Desde armas que nos permitirán sostenerlas con las dos manos (como grandes espadas, hachas y porras) hasta a armas de una mano, que podremos combinar con un escudo para conseguir una defensa mejor o usar otra arma, llevando una en cada mano y obteniendo un gran poder de ataque. Jugablemente, por desgracia, esto no afecta más allá de adquirir alguna habilidad especial para los diferentes tipos de combinaciones, algo que se antoja a poco, con la de posibilidades que se podrían haber obtenido.

Todo el conjunto de lo anterior consigue que a la larga el juego se vuelva repetitivo hasta la saciedad, con situaciones de juego que empezarán a dejar de sorprender desde la segunda misión principal. Todo cae en una simple rutina de repetitividad, solo los escenarios aportan algo fresco al conjunto. Incluso los personajes, pese a ser tan diferentes entre sí (podemos controlar tanto al Montaraz, como a la Elfa y el Enano) acaban repitiendo el mismo esquema jugable, pues pese a tener características diferentes, todo se acaba reduciendo a un mismo patrón: eliminar a los enemigos que aparecen a golpes. Un elemento a destacar también es la IA de nuestros dos compañeros si jugamos la aventura solos, pues solo podremos indicarles que ataquen o defiendan, estando limitados incluso a no poder elegir que habilidades queremos que aprendan o que armadura o arma queremos que usen.

Un toque de Rol a la acción

El desarrollo del juego nos permite cambiar nuestras armaduras y armas a lo largo de la aventura, algo muy gratificante teniendo en cuenta que su sistema es mucho más complejo que el de los combates. Para conseguir nuevas armas y armaduras solo deberemos encontrarlas acabando con los enemigos, encontrándoles en diferentes cofres o derrotando a determinados enemigos. Tanto armas como armaduras constan de diferentes características, que nos beneficiarán con una mejor defensa o un mayor ataque, incluso contando algunas con atributos especiales como el mejorar nuestra destreza, siendo una parte importante también su durabilidad: mientras más gastadas estén, menos defensa y ataque obtendremos, por lo que deberemos visitar a los herreros de las ciudades para conseguir repararlas.

El sistema de experiencia del título funciona como el de cualquier juego de rol tradicional, pues iremos subiendo niveles a lo largo del juego mientras más enemigos derrotemos. Mientras más golpes críticos y finales consigamos, antes subiremos de nivel, pues además conseguiremos diferentes bonus de experiencia mayores. Cada vez que subamos de nivel, podremos mejorar los diferentes parámetros de nuestro personaje, desde el ataque, la destreza, defensa… incluso, para simplificar el sistema de mejora de atributos, Snowblind Studios ha añadido una mejora de los parámetros automática con solo pulsar un botón. Los niveles también afectan a las armas, pues algunas solo las podremos usar con un nivel y parámetros mínimos.

También nos encontramos con un sistema de habilidades diferenciado en tres categorías diferentes que, dependiendo del personaje al que manejemos, consistirán en un conjunto de habilidades para armas cuerpo a cuerpo, a larga distancia y para el uso de diferentes habilidades especiales. Por ejemplo, el montaraz conseguirá con ataques a corta distancia que le permitirán llevar dos armas a la vez, mientras que Andriel la Elfa podrá mejorar su conjuro de sanación para curar a los demás compañeros del grupo, mejorando el tiempo de acción y la vida que se regenerará aún más rápidamente. Sin duda, un aspecto bastante positivo y que complementa fallos como los del sistema de lucha tan simple.