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Adicción
El punto fuerte del juego es su fascinante jugabilidad. Todos los defectos o carencias que pueda presentar en gráficos y sonido se quedan eclipsados en cuanto los controles llegan a tus manos y te mueves como pez en el agua gracias a la perfecta adaptación que se ha conseguido. La curva de dificultad se ha reajustado a las mil maravillas después de las críticas que la versión portátil cosechó debido a la abusiva dificultad del título. En Second Opinion empezaremos con operaciones sencillas que se irán complicando a lo largo de los episodios permitiéndonos perfeccionar nuestras técnicas y utilizar el instrumental quirúrgico con absoluta precisión, aunque en ocasiones podremos encontrarnos en situaciones de relax en las que las intervenciones serán algo más sencillas, pero no por ello menos tensas.
Prácticamente la totalidad del control recae en el mando de Wii, dejando el nunchuk de lado salvo en un par de ocasiones. No obstante, el uso de “la pera” –como lo llegó a bautizar Wario en una ocasión- es vital ya que nos permite tener acceso en todo momento al instrumental. Cada una de las direcciones del stick está asignada a un objeto que utilizaremos en la mesa de operaciones, permitiéndonos acceder de forma rápida sin quitar los ojos del paciente ni un solo momento. Quizás flaquea un poco a la hora de escoger los elementos seleccionados en las diagonales, pero con un poco de experiencia se solventan los problemas.
Cuando esta versión fue presentada surgieron las dudas de si el sistema de juego funcionaría al no existir una superficie sobre la que apoyarnos a la hora de practicar la medicina y la obligación de trabajar en el aire. Ya sea a la hora de coser heridas o realizar cortes con el bisturí, el puntero responde a la perfección y con total precisión, permitiendo hacer las tareas más complicadas sin riesgo alguno para el paciente. No sólo de movimientos vive el hombre, así que los botones del mando también se usan llegando a introducirnos aún más en el papel, como por ejemplo cuando debemos de pulsar el A y el B a modo de pinzas.
No podemos olvidar que en todo momento tenemos la vida de un paciente en nuestras manos y que debemos de cuidar sus constantes vitales, siendo vital evitar las hemorragias así como la inyección en todo momento de anti-inflamatorios y demás productos químicos. Por si esto fuera poco, contamos con un límite de tiempo, generalmente de cinco minutos, desde que el paciente se encuentra en la camilla hasta que culminamos la operación. El juego engancha desde un primer momento aumentando nuestras ganas de que gente enferma venga solicitando nuestra ayuda. A medida que la dificultad incrementa también lo hará nuestra experiencia y seremos capaces de concentrarnos totalmente en la pantalla manejando el instrumental de forma profesional.
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