A título personal, Ratalaika Games se está postulando como uno de mis estudios independientes favoritos. Su dedicación a la hora de portar juegos pixel art o de crear los suyos propios nos ha permitido (y sigue permitiendo) disfrutar en nuestras consolas Nintendo de títulos con un sabor a los 80 como pocas compañías han conseguido. Además no los dejan cojos, ya que siguen desarrollando nuevo contenido incluso meses después de su lanzamiento. El primero de sus juegos que cayó en nuestras manos fue Defend Your Crypt, un Tower Defense un tanto peculiar que ya analizamos en su momento. Pero hoy le toca el turno a Blasting Agent, un shooter de los de antes.
Metralletas, robots y guaridas en volcanes
El aroma clásico no solo viene dado por los pixels, sino que la historia que adorna el juego también rezuma olor a clásico. Eres el típico Rambo de la vida que se mete en una guarida secreta dentro de un volcán para derrotar al malo malísimo. Así que empiezas tu aventura en un páramo helado con un sonido ambiental que realmente te sitúa en lo más profundo de la tundra. A partir de ahí, en cuanto entremos en materia, la música se transforma y nos amenizará los combates con ritmos frenéticos, perfectamente encajados en la aventura. Nuestro objetivo será llegar al final de cada uno de los seis niveles y derrotar a los bicharracos gigantes, engendros mutantes, que allí nos esperan.
Por el camino nos encontraremos enemigos y plataformas que habrá que sortear. Podremos recolectar, a nuestra voluntad, 100 piezas de oro que, junto con los 100 enemigos a batir indicarán el porcentaje de éxito en la misión. Aunque son misiones secundarias opcionales, nos interesa llegar a un porcentaje elevado (cercano al 100%) ya que nos dará acceso a mejoras para nuestro equipamiento, desde botas que permiten dos saltos, hasta granadas de mano. Además, por el escenario también habrá desperdigadas actualizaciones para el arma principal que permitirán mejorar potencia, dispersión y cadencia.
A pesar de contar con sólo seis niveles, el juego cuenta con diferentes bazas para hacer más complicado el juego y/o alargar su duración. Nada más terminar el juego, tal y como es tradición en los juegos de Ratalaika, se desbloquea un modo difícil que nos pondrá las cosas bastante más complicadas. El juego base no ofrece demasiado reto, en parte gracias a los checkpoints que hay a lo largo de cada nivel. Pero el jugador es libre de configurar la dificultad a su antojo. Además del modo difícil, se da la posibilidad de desactivar las mejoras obtenidas en el modo normal, lo que permite al jugador no aprovecharse de las ventajas que ofrecen y enfrentarse a los enemigos a tumba abierta.
Hay que destacar también el sencillo, pero completo, manejo del personaje. Básicamente se controla con dos botones (salto y disparo) y la cruceta, pero ofrece alguna ventaja adicional. El personaje puede cambiar de dirección en pleno salto, pero este giro se bloquea si estamos disparando. Cuesta un poco acostumbrarse a ello, pero resulta muy útil cuando estamos disparando a un enemigo (especialmente en las batallas contra los jefes) y queremos evitar sus ataques sin dejar de apuntar hacia él. También resulta útil poder dañar a los enemigos saltando sobre ellos, nos sacará de más de un apuro, especialmente con los guerrilleros más rápidos. El único problema derivado, no tanto del control, sino de la física en sí del personaje, es que contra los enemigos más grandes el personaje se puede quedar atascado recibiendo daño por el rebote. No se trata de un bug, pero resulta igual de frustrante. Quizás podría arreglarse con un tiempo de inmunidad tras recibir un golpe. Afortunadamente sólo nos obligó a tirarnos de los pelos en uno de los combates.
