Un juego arcade solo apto para hiperactivos no epilépticos.
Los rusos Abstract Art nos traen este juego arcade de carreras al ritmo de nuestra música… aunque, bueno, más que al ritmo de nuestra música, es al de la única que incorpora el juego, víctima seguramente de la falta de opciones en el mundo de las consolas frente al de los compatibles. Y… carreras, carreras, tampoco. Es más bien una especie de simulador de tiempos de reacción inhumanos a la vez que somos bombardeados con un veneno especialmente diseñado para gente que sufra epilepsia. Sí… menuda combinación.
Audiosurf, pero en malo
El concepto de Music Racer no es nuevo, ni de lejos. De hecho, en PC hubo un juego hace ya tranquilamente diez años que era un superventas en todas y cada una de las rebajas de Steam, Audiosurf. En este juego, se nos “retaba” a manejar una nave espacial, sólo de izquierda a derecha, para recorrer un circuito que se generaba en tiempo real con la música que sonaba. Y en el extraño caso de que no tuviésemos música, el juego traía algunas pistas, y compatibilidad con radios por internet. A priori, la idea en Music Racer es la misma. Cambiemos las naves espaciales por coches, y reduzcamos los carriles de 4 a 3. Pero por lo demás…
El juego incorpora cuatro modos distintos de juego, si bien no contaremos tutorial para ninguno de ellos. Echando un rato, descubriremos que el objetivo del juego en el modo principal está en ir pasando por encima de los ladrillos blancos, los cuales aparecerán delante de nosotros a una velocidad supersónica, y tendremos que esquivar los palos de colores. Si chocamos, perderemos el combo que llevemos. Las otras tres son variantes sobre este modo estándar. Por ejemplo, el modo pacífico elimina los palotes contra los que nos chocamos, mientras que el modo difícil provocará que nuestra partida acabe tan pronto como nos choquemos. El modo cinemático nos permite reclinarnos en el sofá y escuchar la música a la vez que movemos la cámara. A todo esto, contaremos con un puñado de canciones, todas de estilo dance o trance, por lo que más vale que os guste el género. Pocas opciones
Visualmente, reconozco que el juego me ha gustado en un primer momento por su tremenda cantidad de referencias. Por ejemplo, tendremos la opción de llevar un Lamborghini Diablo, el Coche Fantástico o el famoso AE86 de Initial D, y también podremos cambiar su color. Después, podremos seleccionar el escenario en el que correremos, teniendo algunos con inspiración retro80s, otros asiáticos, surrealistas… Pero tan pronto como empecemos a jugar, toda esta ilusión se irá al garete.
El primer problema ya lo he mencionado, y es el brevísimo espacio de tiempo que tienes para reaccionar. Veremos entonces en las opciones que podemos alejar un poquito la cámara… pero seguirá siendo a todas luces insuficiente. El siguiente punto preocupante es el exceso de luces y efectos visuales. Son, simplemente, demasiado. Lo mejor que te puede ocurrir con el juego es descubrir que eres especialmente sensible a estos patrones y que te de un ataque frente al televisor con tanto destello, porque os aseguro que a la larga, el juego se vuelve injugable de puro cansancio.
