Si no has oído hablar de Darkest Dungeon en los últimos años, seguramente sea porque entraste en coma y acabas de salir del hospital. Esta sensación indie atrapó a muchos con su jugabilidad, por lo que era sólo cuestión de tiempo que aparecieran juegos claramente basados en él. Y obviamente, este Vambrace: Cold Soul es uno de ellos… aunque sin llegar a tanto.
Roguelite sin muerte permanente, y otras reducciones
La historia gira alrededor de Evelia Lyric, la única persona capaz de entrar libremente en la región de Icenaire, un lugar maldito por el Rey de las Sombras a sufrir una terrible plaga y un una permanente clima escarchado. El título, a diferencia de su claro antecesor, prefiere limitarse a seguir una narrativa concreta que nos ofrezca un mundo más allá, con personajes con nombre propio que sin duda querremos conocer. Esto, por supuesto, provoca la primera “limitación” con respecto al subgénero, y es que Evelia no podrá morir de forma permanente, si bien fenecer en una mazmorra supondrá la pérdida de nuestros tres compañeros. La siguiente gran diferencia es que, en lugar de jugar siempre expediciones aleatorias, el juego también se obliga a llevar una cierta coherencia argumental, provocando que los destinos de Evelia siempre sean los mismos para cada jugador, si bien el contenido en sí de cada mazmorra si será generado de forma aleatoria.
Las mazmorras en sí no difieren mucho del sistema de Darkest Dungeon. Nuestras expediciones se jugarán como un título de scroll horizontal, moviéndonos por habitaciones en las que podremos tener combates, encontrar tesoros o sufrir eventos, no siempre negativos. En estos paseos será primordial pensar con cuidado quién será el líder de nuestra expedición, ya que su habilidad afectará a la calidad y cantidad de tesoros que encontremos, su pericia a la hora de detectar y desactivar trampas, o nuestro desempeño en el combate. El combate en sí también resulta similar al del título de Red Hook Studios, una sucesión de acciones por turnos en las que solo podremos matar, o morir.
En todo momento contaremos con la interfaz bien visible, dejándonos claro que acciones podemos realizar en cada momento. A priori, reconozco que un tipo de interfaz así parece más preparada a ser utilizada con un puntero, como el de un ratón, pero una vez te aprendes los atajos, también es bastante manejable con un mando. Aunque no deja de ser el único punto negativo que he encontrado. Y es que el sistema jugable de Vambrace es algo complejo de primeras. El título está orientado claramente hacia gente que le ha dedicado ya bastantes horas, y que es capaz de reconocer inmediatamente la numerosa iconografía que danzará ante nuestros ojos. Para quien empiece con el juego, o simplemente tenga mala memoria, las primeras partidas serán un ir y venir constante entre la ayuda y el juego, siempre intentando recordar si ese icono era el que me ayudaba a encontrar trampas, o a comerciar.
Estilo de dibujo interesante
A nivel técnico, reconozco que Vambrace: Cold Soul tiene un algo que me vuelve loco. Por supuesto, al igual que en todo el resto del título, las inspiraciones son notables, pero Devespresso Games han sido capaces de darle una apariencia única a todo Icenaire. Desde su diseño de personajes, muy trabajado y menos “dramático”, a los entornos helados y los enemigos, desde fantasmagóricos a monstruosos, explorar la región es un gusto que pocas veces podemos tener en un título indie. En mi opinión, los grafistas han sido capaces de ofrecer algo realmente único y trabajado, sin que quede en ningún momento fuera de lugar con las propias mecánicas del juego. Personalmente, me encantaría ver algo más del mundo de Vambrace, ya sea en forma de un nuevo videojuego, o en otros mundos, como el de cómic.
