Una secuela/port para los que quieran algo más que conchas azules en su Switch.
Una de las grandes pegas de las
consolas de Nintendo desde la Wii es la falta de juegos de terceros
orientados a un público más exigente. Esto es especialmente
sangrante en algunos géneros como los juegos de conducción
medianamente realistas, ya que mientras que los aficionados al género
piensan inmediatamente en juegos como Forza Motorsport, Gran Turismo
o Grid, los jugones de Nintendo parecen no tener permitido ir más
allá de los karts y naves futuristas. Por suerte, Super Street:
Racer llega con la intención de cambiar esta idea, y ofrecer una
experiencia en condiciones de carreras a todos los que quieran llegar
algo más allá.
VIDEO
Lleva a tu chatarrita a la victoria
Super Street: Racer es un juego para un
sólo jugador de carreras arcade, con opción a multijugador en
pantalla partida, en el que tendremos que alcanzar la fama en el
mundo de las carreras empezando por lo más bajo. Pero lo más de lo
más bajo, ya que nada más empezar el juego, tendremos que escoger
un coche de segunda mano, destrozado y sin ni siquiera pintar, y
comprometernos con él hasta bien avanzado el juego.
El modo principal del tÃtulo es el
modo historia, en el cual sólo podremos manejar la chatarra que
hubiéramos seleccionado al principio. Poco a poco, iremos obteniendo
dinero e influencia, lo que nos permitirá competir en nuevos
torneos. Por supuesto, el estado actual de nuestro vehÃculo nos
pondrá las cosas muy difÃciles, por lo que el dinero que ganemos
tendremos que reinvertirlo en nuevas piezas para mejorar nuestro
rendimiento.
En este sentido, el juego me recuerda
mucho a Need For Speed: Underground, aunque con una salvedad. Si en
ese juego tenÃamos piezas que iban mejorando nuestro coche cada vez
más, aquÃ, a excepción del motor, cada pieza aportará exactamente
lo mismo. Además, si bien los coches son de marcas inventadas, las
piezas están sacadas del mundo real, por lo que tendremos el plus de
saber que nuestro coche siempre recibirá la mejor mejora posible,
sin que tengamos que sacrificar estética, o dejar de usar la pieza
que nos gusta.
No obstante, puede parecer que el juego
es muy difÃcil en un primer momento, por lo que podremos probar a
jugar una carrera rápida con vehÃculos ya tuneados desde el
principio, lo que nos demostrará hasta que punto hemos de mejorar
nuestro "cacharro" para que sea competitivo.
Un control algo brusco
Escojamos el tipo de carrera que
escojamos, la gran pregunta es... ¿y qué tal está la conducción?
Pues os reconozco que cuesta habituarse a ella, bastante más de lo
normal en comparación a otro tipo de juegos, sobre todo teniendo en
cuenta su naturaleza arcade. El problema que encuentro está,
principalmente, en el manejo del vehÃculo. Resulta que el más
mÃnimo toque del stick analógico es suficiente para hacer que el
coche gire desmesuradamente hacia los laterales, provocando que
hagamos una corrección inmediata que hará que el coche se lance
hacia el lado contrario de la carretera, y asà hasta que acabemos
chocando. Es una sensación rarÃsima, ya que el juego en sÃ
recuerda un poco a Burnout, con su estilo directo, con la posibilidad
de usar turbos para llegar aun más lejos, teniendo que cometer
imprudencias para recargarlo, pero luego el coche se desboca al más
mÃnimo toque del stick.
Aunque parezca contradictorio, los
coches tampoco nos pondrán fácil el derrapar o tomar curvas
cerradas, siendo tan fácil como puede resultar en un Forza el
incrustarnos contra la pared exterior de la curva. De esta forma,
acabamos con un control que queda en tierra de nadie, al pretender
que lo manejemos de forma tan suave como un simulador, pero
obligándonos a hacer turbos y a hacer el cabra para ser capaces de
ganar la carrera. No me termina de convencer, sobre todo cuando
tenemos alternativas con un control muchÃsimo más satisfactorio por
ahà sueltas como Dangerous Driving, aunque sean para otras
plataformas.