El mundo indie está lleno de juegos peculiares de temáticas variopintas. Se han visto auténticas bizarradas (en la versión moderna del término) y seguirán viéndose (afortunadamente). La que traemos hoy no se queda corta ya que nos pide que seamos los reyes de la conga. Tendremos que reventar los garitos y tugurios en los que decidamos hacer un stop en nuestra noche loca, consiguiendo que todo el mundo se una.
El tamaño importa
No han sido pocas las voces que han buscado semejanzas entre Conga Master Party y el juego de la serpiente que se popularizó en los Nokia 3310 (y que perdería fuelle y dificultad en los 3330). Y aunque es verdad que hay cierta similitud visual (los dos van de crear una cola lo más larga posible), la forma de llevarlo a cabo es diferente. Aquí tendremos que movernos por locales llenos de gente y bailar a su alrededor para subirles el ánimo hasta el punto de que se unan a nuestra cola. El control es complicado en un principio, pero acaba siendo fácil de dominar. Con los botones L y R (o ZR y ZL) giraremos al personaje, pudiendo correr en línea recta si pulsamos ambos a la vez. No hay nada más, tan sencillo como eso.
Las fases se endulzan con algunos elementos que hay que evitar, como los cachas de turno (son unos siesos), los camareros o los limpiadores. También hay que evitar el contacto directo con las personas que rondamos, ya que perderán el interés y habrá que empezar de cero. En el modo Historia cada fase tiene unos objetivos a cumplir, que son los de conseguir reunir a un número determinado de personas de los cuatro tipos diferentes que hay. Unos son más difíciles de animar que otros, siendo los más duros los cerebrines como Steve Urkel. Y es que el juego está plagado de referencias a personajes clásicos de la cultura pop. Este reto debe conseguirse en un tiempo determinado, que es el que determina nuestro Momentum. Si nos quedamos sin él, habremos perdido. Aunque va disminuyendo progresivamente, se puede recuperar a media que añadimos a nuevos bailarines a nuestra conga, especialmente si conseguimos anidar combos.
El principal problema de Conga Master Party en este modo es que el inicio es demasiado lento. Al empezar las congas con un único integrante (a veces alguno más, depende de cómo se nos dé el minijuego entre fases), se hace muy tedioso empezar de nuevo. El juego es mucho más dinámico cuando tenemos una conga muy larga que nos permita serpentear entre la gente, haciendo combos largos y buscando combinaciones imposibles. Hay ciertos powerups que nos ayudarán con nuestra tarea y que están repartidos por el escenario, además de un par de cosas a tener en cuenta: hay que evitar que los cerdos se nos unan a la conga (el mismo que protagoniza el infame icono del juego en el menú) y hay zonas VIP en los locales que se abren cuando hemos alcanzado una longitud determinada. Estas zonas generalmente esconden un buen puñado de gente que nos puede llevar a conseguir un buen combo.
El modo para un jugador puede ser algo insulso (aunque lo cierto es que resulta bastante atractivo, aunque se echa mucho de menos un ranking online), pero donde más inspirado está es en el modo multijugador. Parodiando diferentes juegos clásicos nos encontramos con una selección de combates de conga en el que tendremos que conseguir tenerla más larga que nadie. Aunque no puede haber un combate sin poder atacar el enemigo. Aquí, dependiendo del minijuego que tratemos, podremos recortarlo con tijeras, podremos robar bailarines en una pelea de piedra, papel o tijera o incluso pelearemos por conseguir el mayor número de cerdos posibles. Es una vuelta de tuerca al modo principal que es mucho más divertida y que nos hace pensar que bien podrían haberse añadido elementos similares para un único jugador.
