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El sigilo sigue siendo muy importante, ya que no se trata solo de esconderse entre hierba alta, sino que tenemos más elementos en el mapa para acabar con unos cuantos enemigos sin ser detectados. Esto nos da la oportunidad de pensar mejor nuestra estrategia, pues lanzarnos a lo loco acabará muchas veces en muerte. El sistema de progresión mantiene un equilibrio sensato. Desbloquear habilidades no se vuelve obligación, sino recompensa. Los árboles de talentos permiten estilos de juego distintos: puedes ser un fantasma sigiloso o un guerrero frontal sin penalización. La exploración conserva el “viento guía”, una mecánica tan simple como brillante. En lugar de llenar el mapa de iconos, el juego deja que la naturaleza te indique el camino. Esta decisión siempre ha aportado mucho al alma del juego y favorece la conexión espiritual de Atsu. Es cierto que, en cuanto a nivel de jugabilidad, el déjà vu se asoma. Pero cuando una fórmula funciona tan bien, no hace falta cambiarla.

La evolución de Atsu
El juego nos ofrece una cantidad muy importante de equipo que vamos a poder desbloquear y al que además podremos aplicar diferentes mejoras; es decir, podremos conseguir armas, armaduras, objetos decorativos, canciones para el samisen y algún que otro secreto. En este sentido, es bastante importante darle mucho cariño a los Mitos para conseguir recompensas legendarias muy relevantes, pero los Relatos, las Recompensas por matar a ciertos enemigos y las misiones de Sensei complementan la historia y el lore del juego con jugosas recompensas también. Como podréis deducir, esto os llevará bastantes horas completarlo y supone un desafío extra.
Por cierto, contamos con seis localizaciones en todo el juego para que vayáis haciendo cálculos. Pero como os decíamos, Atsu está en continua evolución; eso quiere decir que tenemos un cuadro de habilidades que desbloquear, separadas en varios bloques. El orden de desbloqueo será clave, por tanto, pensad muy bien cuál es vuestro estilo de juego. Pero esto no es todo: habrá distintas posturas que podremos desbloquear y que cambian el combate. Algunas son el objetivo de muchos, como la “Postura Fantasma”, con la cual podremos dar tres golpes rápidos con las katanas y así acabar con enemigos de un plumazo. Te animamos a que descubras varias de ellas porque las acciones de Atsu cambian y a nuestros enemigos les afectan.
Ghost of Yōtei es un portento gráfico
En lo visual es un espectáculo. La dirección artística es impecable, pero lo que más impacta es la forma en que el juego transmite vida a través del paisaje. Cada bosque, rama o arbusto parece tener un alma, y disfrutar de ver cómo cada brizna de hierba se mueve con el viento es una delicia. Os propongo algo: dejad a Atsu mirando al monte Yōtei y no mováis el mando; podréis disfrutar de un efecto ASMR total mientras se hace de noche y amanece. Las escenas en campo abierto os dejarán con la boca abierta, algo que ya pasaba en Tsushima y aquí se repite. Además, el estudio está en todos los detalles; uno que realmente me ha fascinado es un combate con hojas de otoño caídas en el suelo, y mientras nos movemos enfocando a nuestro enemigo, estas se mueven o se posan en nuestros pies. Todo esto tiene una carga gráfica importante para las consolas, y su hardware no debería dar para tanto, pero la optimización es tan brutal que poco más podrá conseguir un PC, más allá de la resolución bruta.

Aquí nos vamos a encontrar con varias configuraciones gráficas:
- Modo Calidad: 4K a 30 FPS (tanto en PS5 base como en la Pro).
- Modo Rendimiento: 60 FPS, pero a una resolución de 1080p-1440p, llegando a los 1800p en el caso de PS5 Pro.
- Modo Ray Tracing: Volvemos a los 30 FPS, pero con las mejoras obvias del Ray Tracing en cuanto a iluminación.
- Modo Ray Tracing Pro: Este modo es exclusivo de PS5 Pro, disfrutando de las mejoras de iluminación, pero eso sí, a 60 FPS. La contrapartida es que la resolución pasará a oscilar entre 1080p y 1440p gracias al escalado de PSSR.
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