Al igual que en los juegos que vinieron después, el sistema de
combate de Demon’s Souls se caracteriza por la tremenda cantidad de daño
que hacen los enemigos. Da igual que estemos volviendo a la primera
misión del juego, si nos descuidamos, cualquier bicho de medio pelo
puede acabar con nosotros. Tendremos que aprender a defendernos, a
atacar en el momento adecuado, a cubrirnos, y, sobre todo, a no perder
de vista nuestro medidor de energía, puesto que, sin él, estamos
vendidos. No obstante, en comparación a juegos posteriores, Demon’s
Souls supone un desafío algo más agradable para el novato, ya que no
tendremos límite de elementos curativos. En este juego, no hay una
calabaza que sólo se rellene en las hogueras, o los frascos estus. Aquí
tendremos hierbas de distintas calidades que podremos acaparar hasta
llenar nuestros bolsillos, por lo que, si no somos lo suficientemente
hábiles contra un jefe, siempre podremos farmear estos objetos y contar
con una pequeña ayuda.
 Sutiles diferencias donde comenzó todo
Otro
detalle que quizá nos pille de nuevas es el avance del juego. El
principio del título es bastante guiado, no pudiendo desbloquear
opciones fundamentales como la subida de nivel hasta no acabar con el
primer jefe, pero una vez lo hagamos, seremos libres de enfrentarnos a
los jefes que queramos en el orden que prefiramos, no habiendo un motivo
real por el cual no se pueda avanzar a un reino antes que a otro.
Personalmente, se que muchos adoran la capacidad de interconexión de la
que han hecho gala los posteriores Dark Souls, pero esta estructura de
mundos más lineales supone bastante más sencilla de seguir, a la vez que
reduce las posibilidades de dejar pasar puntos o habilidades
importantes por meternos por donde no debemos.
Ah, y un último
detalle. Demon’s Souls, por supuesto, fue el primer juego en implementar
este “multijugador eventual” tan curioso que caracteriza a toda la saga
Souls. Es decir, no hay una forma como tal de jugar todo el juego con
un amigo, pero si tendremos la opción de ofrecernos como ayudantes para
visitar partidas de otros jugadores y obtener experiencia, podremos ser
invadidos por otros jugadores que querrán acabar con nosotros, y
podremos también mandar mensajes al resto del mundo escribiéndolos con
fuego en el suelo, o ver cómo murió otro jugador en un determinado
lugar. Componentes que no hacen que Demon’s Souls abandone su naturaleza
de juego para un jugador, pero que nos conectan con el resto de la
comunidad.
Una curiosa diatriba
Si bien había noticias en
su momento de que Demon´s Souls saldría para PS4 y PC, definitivamente
(o, por el momento) sólo está disponible en PS5, convirtiéndose de facto
en el juego a obtener para comprobar las bondades de la nueva
generación. Y he de reconoceros que encuentro muy llamativo el hecho de
que el juego disponga de la misma opción que hemos visto en otros
títulos como Nioh. Nada más comenzar, se nos permitirá escoger entre un
modo de calidad y un modo de rendimiento. A efectos prácticos, el modo
de calidad se verá mejor, con una mayor resolución y efectos de luces
más llamativos, pero tendremos que conformarnos con jugar a 30 fps con
posibles bajones en zonas muy puntuales. El modo rendimiento sacrifica
parte de esta resolución y algunos de los efectos más potentes, pero a
cambio, nos ofrece una experiencia de juego cercana a los 60 fps en la
mayor parte del juego.
Por supuesto, sois libres de probar ambas
configuraciones, pero si os ocurre como a mi… una vez activéis el modo
de rendimiento, no seréis capaces de desactivarlo. La fluidez del
título, unido a su calidad de texturas, modelado y atmósfera son
excepcionales, convirtiéndolo en un juego muy agradable a la vista, y
muy cómodo de jugar. Sinceramente, si esta nueva generación hemos de
elegir entre 4K (o casi 4K) a 30 fps, y casi 4K (o 1080p) a 60 fps o
más… me la juego por completo a lo segundo. Explorar Boletaria y
enfrentarnos a esos jefes aterradores de una forma fluida es una mucho
mejor experiencia, en mi opinión, que verlos algo mejor pero a “cámara
lenta”.
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