Año raro en el universo Nintendo. Después de un estreno por todo lo alto de Switch en 2017, el ya difunto 2018 se aproximaba como un abismo al que Nintendo iba a empujar a su nueva consola tras el éxito inicial. Muchos, desde luego, siguen pensando que así fue. A pesar de que este año, con la ausencia de la Gran N alimentando a la híbrida, las third han sido las responsables directas de cuidar el catálogo de Switch y de demostrar que son capaces de ello. Algunas lo han conseguido con creces, otras se han quedado por el camino. Otras ni están, ni se las espera.
También ha sido el segundo año consecutivo de despedida de Nintendo 3DS. La vieja portátil ha gozado de algunos estrenos interesantes entre los que cabe mencionar Detective Pikachu, un gran juego de aventuras cuya película espera un éxito asegurado en el próximo verano; la adaptación de Captain Toad y la última entrega de Dillon también captaron la atención de los focos, aunque nada comparable con el siempre bien recibido remake de Luigi’s Mansion. Con eso y alguna entrega rezagada de Yo-Kai Watch, Nintendo 3DS sigue viva, pero tras la alargadísima sombra de su hermana mayor.
Volviendo al Top, para no alargarme más de la cuenta, he de decir con previo aviso que, sin mala intención, hay muchas y muy grandes ausencias. Este año han visto la luz un montonazo de títulos de gran calibre que aterrizaban por primera vez en una consola de Nintendo. Otros ya habían probado las mieles del éxito (hasta donde Wii U lo permitía) anteriormente. Así que he decidido centrarme y limitarme a juegos que hayan salido nuevos. Nadie debería perderse títulos como Donkey Kong Country: Tropical Freeze, Bayonetta (los dos) o Capitán Toad: Treasure Tracker, pero demos paso a la sangre nueva.
También he optado por hacer un top distinto. El número 5 lo ocupa mi referencia más personal y el número 1 el que creo que es el juego del año indiscutiblemente. Los puestos del 2 al 4 los he dejado para un indie (de entre todos los indies), un port (de entre todos los ports) y un remake (de entre los pocos remakes).
5.- Fortnite
Si bien hay juegos que merecerían mucho más estar en este puesto, desde el punto de vista personal (y desde el punto de vista delos videojuegos), ha sido el juego del año. Muy pocos juegos me han hecho dedicar tantas horas, especialmente ahora que dispongo de mucho menos tiempo para jugar que hace unos años. Epic ha demostrado que se puede hacer un juego entretenido, rentable, gratuito y vivo. El esfuerzo continuo por crear un entorno cambiante, siempre fresco. La parte mala es que Fortnite es un videojuego depredador. Si Space Invaders dejó sin monedas a Japón a finales de los 70, Fortnite ha mantenido viva la llama a costa de ahogar el resto de juegos, atando al jugador con nuevos modos, nuevos premios, nuevos eventos y los desafíos esclavizantes de la temporada 6. Luego recuerdo los eventos en vivo del cohete y de la explosión de Kevin y se me pasa.
Fortnite promete seguir en el candelero otro añito más, aunque lo tiene muy complicado para superarse a sí mismo.
4.- Yoku’s Island Express
Para mí es el indie revelación de este año. Sé que juegos como Celeste, Dead Cells, Overcooked 2, Runner3 o Night in the Woods han sido mucho más reconocidos por la crítica y la comunidad, pero a muchos no he tenido el gusto de jugar y otros no me han sorprendido tanto. Podéis repasar el análisis de Yoku’s Island que publicamos aquí mismo hace unos meses. En él os cuento cómo este juego consigue aunar las aventuras metroidvania con un juego de pinball. El resultado es tan natural, tan orgánico que casi resulta increíble el que nadie haya dado con la tecla hasta ahora.
No sé si pedir una secuela es pedir demasiado, pero esto abre un sinfín de posibilidades y hay mucho margen para la mejora. Habrás oído hablar de muchos indie este año, pero recordarte alguno de los olvidados nunca está de más.