After Burner: Black Falcon

20 años después de deslumbrar al mundo entero, ese enorme mueble que conformaba la recreativa del mítico After Burner vuelve a cobrar vida en un UMD que además de ser un claro homenaje a esa primera entrega nos trae acción y velocidad en formato Arcade.

Surcando la historia
Viajemos a 1987. Los más veteranos en esto de darle al joystick recordarán con entusiasmo aquel mueble ovalado con diseño futurista que acogía en su ser un Arcade aéreo de la compañía Sega. Eran otros tiempos y no existían los gráficos en 3D, no se había trabajado sobre ellos y por tanto no había herramienta capaz de emular el avance de un F-14 a la profundidad de la pantalla, con una idea basada en el repetición de sprites estáticos en diferentes posiciones se creó el dominado "Scalling" y con él se conseguía engañar a la vista (en cierta medida) para que pareciera que avanzábamos hacia el horizonte, un horizonte que fundía las monedas de nuestros bolsillos a una cantidad de frames por segundo vertiginosa, y es que el precio por una breve y dificultosa partida a After Burner era realmente elevado para aquellos tiempos.

El Scalling se usó también para auténticos bombazos  como "Outrun", y es que no había manera más sencilla de emular avance tridimensional que esta. Los tiempos han cambiado y ahora las tres dimensiones son ya un plano dominado gracias a los avances de la tecnología, y con esta evolución llega el nuevo After Burner de PSP, con esta evolución pero con un enorme regustillo a Arcade clásico que es un merecido tributo al original de Sega.

Ya de regreso al 2007 nos vemos con la obligación de cumplir premisas ahora mismo necesarias para meternos ya de lleno a recordar al clásico. Esa premisa es primeramente el argumento, unos terroristas han robado 13 copias de un prototipo especial de caza el cual no debemos consentir que este en manos erróneas, y ahí empiezan a llover las 24 misiones que componen el juego. Como vemos la historia es más una simple formalidad ya que no se han estrujado en excesivo, encontramos pues aquí un primer fallo del juego que al fin y al cabo es comprensible, teniendo en cuenta que casi cualquiera que se haga con este juego es por nostalgia.

Técnicamente el resultado es correcto pero no pasa de ahí, cierto es que gran cantidad de polígonos (atrás quedan ya los sprites) aparecen en pantalla en todo momento y que la PSP trabaja a un buen ritmo de frames por segundo, pero debida a esta velocidad la calidad del acabado de las texturas se ve ampliamente reducido. Cierto es que al basar su desarrollo en tanta acción frenética y al estar todo inundado por esa velocidad, estos acabados tan modestos quedan en cierta parte disimulados, pero se podrían haber hecho las cosas mejor teniendo en cuenta juegos para PSP que trabajan a más de 300 por segundo y en los que apenas se veía afectada la calidad de los gráficos.