Dungeons 3

Qué bueno es ser malo.

Los jugones de compatibles más veteranos del lugar seguramente recuerden una pequeña empresa llamada Bullfrog. Conocida por sus juegos de gestión creados por un en aquel entonces desconocido Peter Molyneux, creo que cualquiera que haya jugado en su momento a Dungeon Keeper lo seguirá recordando. Su mezcla de estrategia, gestión y un punto de vista malvado y cómico crearon una legión de seguidores que aun hoy ansían una tercera parte. Claramente, los desarrolladores de Dungeons 3, Realmforge Studios, son aficionados de este clásico juego y ya van tres versiones su propia adaptación. ¿Estamos un juego digno de sus raíces, o es sólo una copia más? Veamos que tiene esta auténtica carta de amor al género de gestión de mazmorras.

Os presento a El Mal Que Estaba Descansando Pero Que Se Aburrió Tanto Que Tuvo Que Salir A Buscar Gresca De Nuevo

La campaña del título comienza exactamente donde acaba la de Dungeons 2. El Mal Que Recibe Muchos Nombres (Pero Que Se Parece Mucho A Sauron) ha conseguido conquistar todo el continente, llenándolo de depravación y de maldad. Lo malo de este tipo de situaciones es que una vez acaban, no puedes evitar quedarte con ganas de más, así que El Mal Que Indudablemente Se Había Ganado Unas Vacaciones Pero Era Demasiado Ambicioso Para Tomárselas decidió echar el ojo al otro lado del océano, donde su pérfida mano aun no había podido llegar. Embarcó a su magnífico ejército, como si de la Armada Invencible se tratase... y se hundieron, como si de la Armada Invencible se tratase. Consternado, El Mal Que No Sabía Rendirse proyectó su propia sombra más allá de los mares y buscó a un posible huésped al que controlar y así comenzar a extender su villanía. No tuvo que buscar mucho, ya que la casualidad quiso que el paladín local, un bonachón sin remedio, hubiera decidido adoptar a una elfa oscura, Thalya, convencido de que todo ser alberga bondad en su interior. ¿Por qué los héroes siempre han de poner las cosas tan fáciles?

Es muy habitual que en los videojuegos, sobre todo aquellos con una línea argumental no demasiado importante, no se haga demasiado hincapié en los motivos que dan lugar a una secuela, una explicación coherente que nos diga por qué nuestro fantástico héroe (o villano, en este caso) pasa de haber dominado el mundo a volver a empezar de cero, pero como veis, no es el caso de Dungeons 3. Sin mayor esfuerzo, el título se presenta a sí mismo de manera clara y directa, dándonos un buen motivo por el cual volver a empezar la conquista del mundo, y de paso, introducirnos a un nuevo personaje protagonista. Aunque todo seguirá siendo orquestado de fondo por El Mal Que No Conoce Límites, su mano ejecutora será realmente esta elfa oscura, a la que acompañaremos desde su renacer como engendro del mal hasta su coronación final como emperatriz de la maldad.

La historia guarda un par de ases en la manga, por los continuos conflictos de Thalya entre su maldad natural, potenciada por la manipulación de El Mal Que Todo Lo Manipula y su recién adquirida bondad, aprendida de su padre adoptivo, pero si realmente estaremos interesados en completar las 20 misiones de las que se compone el juego será, indudablemente, por el sentido del humor que inunda todo el juego. Desde el narrador, hasta el más mínimo comentario de nuestras criaturas es, simplemente, desternillante. Referencias al Señor de los Anillos, a libros de fantasía, a comics, a otros juegos de estrategia, a las propias compañías de videojuegos (este corazón de la mazmorra es un corazón de la mazmorra... pero diferente al de otros. ¡Que no queremos que nos denuncien de nuevo!). La lista de referencias y de chascarrillos es inacabable. Desconozco quien ha sido el responsable del guión en Realmforge Studios, pero os reconoceré que debe ser un friki de cuidado... ¡y qué seguro que me llevaría muy bien con él!

Dungeons 3, ahora con más Keeper que nunca

A nivel jugable, lejos queda ya ese primer planteamiento del Dungeons original en el que básicamente nuestra mazmorra servía de campo de batalla para el típico juego de torres de defensa. En esta ocasión, el juego no duda a la hora de intentar parecerse más a Dungeon Keeper y a WarCraft 3, referentes indudables de este juego a nivel estético y de manejo.