Warriors All-Stars

El crossover de toñas definitivo.

Siguiendo con su estrategia de diversificación, Koei Tecmo nos trae una nueva vuelta de tuerca de su Musou, salvo que esta vez, en lugar de hacerlo de personajes de anime... ¿por qué pagar la licencia un tercero, cuando nosotros ya contamos con un universo lo suficientemente vasto como para nutrirnos?  Y dicho y hecho. Si alguna vez quisisteis controlar a las chicas de Dead or Alive en otros estilo, o queréis comprobar si William es igual de efectivo contra un ejército que contra los yokais, este es vuestro título.

El reino furry

El mayor problema que suelen presentar los títulos de crossover suele ser su historia. Es complicado enlazar dos mundos diferentes, que no tienen ni por qué regirse por las mismas reglas, y salir victorioso en el intento. Si ya tenemos en cuenta que Omega Force pretende meter en el mismo saco a personajes de trece mundos diferentes, las probabilidades de éxito son ínfimas. Por eso parece que no se han quebrado demasiado la cabeza. Warriors All-Star se saca un nuevo mundo poblado por una especie de lobos de pelajes multicolor antropomórficos en el que se libra una sangrienta batalla actualmente. En el centro del reino se encuentra un manantial mágico que nutre a todos, sin embargo, este manantial está a punto de secarse tras la muerte del rey. La responsabilidad de restaurarlo recae en sus tres posibles sucesores, Tamaki, Shiki y Setsuna, que invocarán a héroes sagrados de otros mundos para ayudarles en esta tarea.

Y realmente la historia tiene poco más. Según el personaje que seleccionemos de los doce iniciales, nos aliaremos con uno de los tres pretendientes al trono, y lucharemos en su nombre para controlar los diferentes templos que existen en la isla y así devolver la vida al manantial. Los héroes tienen como única motivación para esto la recompensa de volver a sus hogares, y esto se acabará notando al final de determinadas misiones, en las cuales tendremos que escoger entre diferentes opciones. Estas, a su vez, desbloquearán nuevas misiones que pueden acabar llevándonos a un final alternativo, pero cabe decir que sólo existe una ruta que nos lleve al final verdadero, si bien para alcanzarla sólo será necesario que seamos mínimamente coherentes.

Cabe destacar el hub central al que siempre podremos volver entre misiones, el santuario, que servirá para avanzar en ocasiones la historia, en ocasiones mediante videos, la mayoría de las veces con imágenes estáticas tipo novela visual. También aquí dispondremos de un campo de entrenamiento, el famoso manantial y unos baños termales donde poder compartir un rato con los compañeros con los que mejor nos llevemos, siendo parte de uno de los coleccionables más curiosos del juego.

La hora de las tortas

Dejando de lado la historia, el juego es prácticamente idéntico al resto de Musous, con un par de salvedades. La primera y más notoria es la utilización de un mapa del mundo para escoger las batallas a librar. Tendremos multitud de iconos siempre disponibles en el mapa que nos permitirán jugar diferentes misiones con distintos objetivos y recompensas cuando queramos. Sólo algunas misiones, marcadas con un cristal amarillo o rojo, harán avanzar la historia. El resto, que prácticamente superan a las de historia en una proporción de uno a diez, irán desde el conocer y convencer a un nuevo personaje de unirnos a nosotros, a la caza de un monstruo, pasando por defensas, ataques o capturas de tesoros.