El fenómeno de los juegos de construcción parece haber venido para quedarse. Las más grandes franquicias se suman a la moda que llegó con Minecraft, continuó con títulos como Terraria y ahora encuentra su hueco con Dragon Quest Builders. Hay que admitir que el juego es adictivo a más no poder.
Si bien el juego es un cebo magníficamente aderezado con el marco de fondo de Dragon Quest, para todos aquellos jugadores con creatividad e imaginación será un problema cuando queramos dejar de jugar, porque Dragon Quest Builders te atrapa y no te suelta. La licencia es muy poderosa como para atraer a algún despistado, pero una vez que lo pruebas no decepciona en absoluto. Junta, por tanto, lo mejor de ambos géneros, sin olvidar que es un Dragon Quest y simplemente sumándole ese componente de los juegos de construcción. Seguiremos resolviendo misiones, consiguiendo recompensas por ello y enfrentándonos a enemigos finales como Dios manda, que nadie se alarme por ello. Un héroe constructor
El juego nos pone en la piel del único ser con la habilidad de construir, es una aventura alternativa dentro de la tierra de Alefgard, la del primer título de la saga, donde el héroe ha sido derrotado, sumiendo todo en la oscuridad. Deberemos ser quien ponga la primera piedra (y todas las demás, no nos engañemos) para levantar una civilización al completo, brindando esperanza a nuestro pueblo. Si bien el juego sigue el arquetipo de El viaje del Héroe, en este caso (y más que nunca), lo importante es el camino.
El juego empieza de lo concreto a lo general, comenzaremos por construir una habitación y antes de querer darnos cuenta estaremos fortificando con grandes muros nuestra gran ciudad. La palabra construir está casi olvidada por unos pueblerinos que no recuerdan como crear nada nuevo, pero recolectan materiales para ti.
El juego está tratado en cuatro capítulos en los que podremos recorrer varias islas con sus propios materiales. Las mecánicas de crafteo están a la orden del día para que siempre haya un nuevo elemento que construir. Uno de los puntos que enganchan de Dragon Quest Builders es que nunca estás parado, si no estás recolectando estarás construyendo, o enfrentándote a enemigos míticos de la saga que se encuentran en tu camino a la siguiente mazmorra.
Los planos de un mundo por construir para todos los públicos
Donde innova Dragon Quest Builders es en la manera de construir, no nos veremos sobrepasados por las posibilidades, como sucede en algunos juegos de este estilo, sino que el propio sistema nos irá ofreciendo planos y premiará que sigamos las “reglas”. No salirse del tiesto nos permitirá avanzar sin frustrar nuestra creatividad. En todo momento se nos ofrece ayuda a la hora de construir, lejos de la completa libertad de otros juegos en los que, sencillamente, a veces no sabes qué hacer.
Recuerda en parte por su vacío inicial a juegos como Shadow of the Colossus donde el héroe se encuentra ante la inmensidad. En nuestro caso, la inmensidad de poder construir poco a poco este mundo, levantándolo de su letargo. Lo que sí vamos a encontrar en todo nuestro recorrido por estas tierras es una cantidad suficiente de monstruos como para recordarnos que no es un juego de construcción, sino que de base es un RPG.
