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También se hecha de menos la posibilidad de mover al personaje con la cruceta, reservada para mover la cámara por el escenario. El control de Maxwell es el mismo que el de las aventuras gráficas, irá a aquella zona del escenario donde pulses con el stick. Ello acarrea que en ocasiones quieras seleccionar un objeto, pero en su lugar consigas desplazar al muñeco de un lugar de donde no debería moverse, pudiendo destrozarte así todo lo que habías avanzado. También supone un problema de precisión a la hora de empalmar dos objetos por el mismo motivo.
El problema de los propios objetos en sí mismos es que quizás no les encuentres la utilidad que tú estabas pensando. Por ejemplo, tenemos un coche averiado que debemos de poner a funcionar. Creamos una gasolinera, con señor incluido, pero no encontramos la forma de echarle la gasolina al coche. Se echa en falta algún tipo de orden que obligue a la interacción entre los personajes y los objetos, más allá de la propia naturaleza de cada personaje (hay que destacar que cada uno reacciona a sus miedos, sus instintos naturales, etc.). También las físicas, aunque trabajadas, no terminan de estar del todo pulidas. Lanzarlos por una rampa con un monopatín no sirve para acelerarlo si no somos nosotros los que le marcamos el camino a seguir o incluso a los vehículos motorizados les es difícil subir alguna que otra montaña.
A pesar de la enorme cantidad de puzzles la duración del juego no es demasiado elevada si nos dedicamos a saltar de un puzzle a otro. Pero creemos que eso es menospreciar el poder que el juego ofrece. Y para ello, aunque te pases un reto, el juego te invita a que consigas superarlo 3 veces seguidas sin repetir ningún objeto, obligándonos así a estrujarnos la cabeza para conseguir salir de las situaciones presentadas. Una vez resuelto el problema, se nos dará una puntuación en función del número de objetos que hayamos necesitado, del tiempo transcurrido y de la originalidad de la propuesta. Estos puntos, llamados Ólares, son la moneda de cambio que nos permitirá pagar la entrada a nuevos mundos para el modo desafío.
También podremos ir a la tienda y comprar avatares para cambiar la presencia del personaje si nos cansamos de Maxwell o adquirir algunas de las 38 músicas para escuchar cuando queramos o para utilizarlas en el editor de niveles que ofrece el juego y que podremos intercambiar con nuestros amigos a través de la Conexión Wifi de Nintendo. Un editor muy sencillo pero que permite crear niveles de gran calidad, posiblemente equiparables a los que incluye el propio juego.
Otro de los puntos que alarga la duración del título es el tema de los logros. Existen un buen número de logros que nos darán al resolver los puzzles, todos ellos relacionados con la forma en que hemos ido resolviéndolos (si hemos encontrado un objeto nuevo, si hemos saciado el hambre de algún animal, si hemos salvado la vida a alguien o creado un monstruo, etc).
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