Chicken Wiggle

Nintendo 3DS
9.0
Chicken Wiggle 10 TodoJuegos
Publicado el 16-08-2017 a las 19:11 Página 1 de 2   >>   
Autor: José Ángel "ASTURmatr" Álvarez

Raíces retro, mojo moderno.

Cuando los fundadores de Renegade Kid decidieron disolver la empresa tras 10 años trabajando juntos, se estremeció el mundo de los videojuegos. No se trataba de una compañía especialmente conocida en el circuito más comercial, pero eran punta de lanza en el desarrollo independiente en las plataformas de Nintendo. La escisión, no obstante, fue amistosa y salomónica: Jools Watsham fundaba Atooi y se quedaba con las licencias 2D y Gregg Hargrove se llevaba las 3D a Infitizmo. Hoy, con Chicken Wiggle, vemos el primero de los lanzamientos tras la ruptura y se trata de uno de los más ambiciosos.


La extraña pareja

Desde el mismo momento en que Chicken Wiggle da sus primeros pasos te sientes como en casa. La mano de Jools es inconfundible y ese regusto a las mejores aventuras en 2D de Renegade Kid sigue presente. De hecho, las más puras bases plataformeras de juegos como Mutant Mudds siguen ahí: el combate contra enemigos que te obstruyen el camino y la recolección de diamantes en el escenario. Pero consigue renovarse con la suficiente soltura como para que todo sea nuevo. Si Mutant Mudds se centraba en los cambios de profundidad y en el combate con armas, aquí la jugabilidad gira en torno a nuestra habilidad para movernos y desplazarnos con nuestra amiga la lombriz. Es más un puzle continuo de cómo avanzar que una lucha contra los enemigos.

Tras ver cómo la bruja piruja secuestra a todos los pollos del reino, nuestro pequeño protagonista se encuentra con una lombriz que no duda en meter en su mochila. Sí, todo muy Banjo-Kazooie. Aunque pueda parecer lo contrario por el título, este pequeño gusano es el auténtico héroe. Gracias a su capacidad para estirarse, confundir a enemigos y adherirse a superficies, podremos movernos con total libertad por los escenarios pegándonos al techo y demás superficies en una coreografía tan intuitiva como divertida. Resulta sorprendente lo versátil que es algo tan simple como esto.

Ésa es la base y se repetirá a lo largo de 8 mundos, pero no acaba ahí. En ocasiones nos encontraremos con potenciadores que nos permitirán obtener poderes especiales, haciendo de los niveles algo completamente nuevo. Y es que Chicken Wiggle no cae en el error de darlo todo desde el principio. En los mundos y niveles iremos viendo paulatinamente nuevas técnicas, nuevos enemigos y nuevos retos, haciendo que el juego se renueve continuamente. Quizás donde más falla es en el tema gráfico, no por su calidad (el pixel art es perfecto) sino porque se reutilizan demasiado algunos fondos. Se echa de menos algo más variedad. Su banda sonora es más agradecida. No creo que vaya a ser recordada, pero los temas son perfectos para el tipo de niveles. Para terminar, los más completistas contarán con dos coleccionables en cada uno de los niveles: 100 joyas y las tres letras de la palabra FUN.


¿Qué fue antes? ¿El nivel o el pollo?

Pero jugar a los casi 50 niveles que incluye el juego, que dan para unas seis horas de duración, es sólo rascar la superficie de lo que Chicken Wiggle ofrece, son como un tutorial para el plato fuerte: el creador de niveles. Desde el primer momento podremos crear nuestros propios niveles y contaremos con todas las herramientas que los diseñadores tuvieron para desarrollar las fases del modo historia. Es injusto mencionar aquí a Super Mario Maker ya que no inventó los editores de niveles, pero la forma de ordenar los contenidos se refleja muy bien en cómo Chicken Wiggle los pone a nuestro alcance.


Caratula

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