En conclusión
Con sus 144 píxeles, 4 tonos de gris, 4
pilas y su bombilla roja Game Boy se convirtió en el símbolo del
entretenimiento portátil para varias generaciones de jóvenes y adultos
que gozaban de los videojuegos en cualquier parte. Era una época en la que los mayores problemas se solucionaban soplando un cartucho y en los
que, para compartir juego, teníamos que asegurarnos de no dejarnos en
casa el Game Link. Tampoco podíamos jugar a oscuras y enfocar la luz de
la mesita de noche podía suponer irnos a la cama con dolor de cuello.
Pero eran tiempos felices en los que jugar era lo importante.
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