El hecho de que no podamos considerar a esta versión un remake en toda regla es que el juego no ha sido rehecho por completo. Ocarina of Time 3D se ha realizado tomando como base el juego original y mejorando aquí y allá, lo que supone una limitación bastante importante en el apartado gráfico. Si bien es cierto que con la mejora de las texturas se ha conseguido una notabilísima evolución en según qué zonas (maravillosa la zona de pesca o el interior de las casas), en lo referente al modelado de los personajes no se ha conseguido mejorar prácticamente el número de polígonos. Esto convierte el juego en una montaña rusa con enormes altibajos en el apartado visual, afeando el conjunto.
Por su parte, el efecto 3D sí que está muy logrado. Donde más destaca es en las escenas cinemáticas con grandes movimientos de cámara, consiguiendo mucho más dinamismo y transmitiendo al jugador muchas más sensaciones. También se deja notar en las peleas, haciendo más fácil calcular la distancia en aquellos enemigos más ágiles, aunque los que estamos acostumbrados a este tipo de juegos no encontraremos ningún problema. Como ya comentamos en las impresiones, es un 3D excesivamente natural al que uno se acostumbra pronto, capaz de dotar de profundidad a las escenas (asombroso el resultado en la decoración del interior de las casas), pero que se olvida pronto que está ahí. Hasta que lo apagas.
Si decides pasar al 2D te pegarás de morros con un juego completamente plano y te parecerá que estás jugando con una fotografía. De no ser por un pequeño problema de duplicación de la imagen (no es problemático) cuando hay fondos oscuros y la posible pérdida del efecto cuando usamos el sensor de movimiento para apuntar, estaríamos ante uno de los mejores 3D de la consola junto con Pilotwings Resor.
La calidad de la banda sonora (cuyo CD se puede conseguir registrando el juego hasta el 30 de junio de 2011) es indiscutible. Kondo consiguió crear melodías épicas que no solo han pasado a la posteridad, sino que aún hoy son un referente. Puede parecer que no se ha modificado este apartado, pero lo cierto es que toda la música del juego ha sido rehecha desde cero. Si suena como midis de hace 13 años es porque Kondo, el compositor original, exigió que las canciones sonaran como sonaban en Nintendo 64, de ahí que la música tenga ese toque añejo que no resulta del agrado de todos. Pero no sólo la calidad de cada una de las piezas es algo indiscutible, sino que el uso que se hace de las mismas es asombroso. Como suele ser habitual en los juegos de Nintendo, la música está viva y se adapta a las situaciones, cambiando y pasando por diversos estados en función de lo que ocurre en pantalla. Además, algunas de las melodías del juego cuentan con diferentes elementos aleatorios que crean una melodía única cada vez que se reproducen.
Habrá quien prefiera la dulzura de una orquesta sinfónica y la espectacularidad de un universo detallado ultrarealista. Pero esa no es la baza de Ocarina of Time 3D. Da igual que lo juegues en Nintendo 64 o en 3DS, con los gráficos de entonces o con el efecto 3D, lo importante es que descubras el enorme potencial que encierra este cartucho.
