Hace ya demasiado tiempo que esperábamos el lanzamiento del nuevo juego de Tango Gameworks, la compañía del mítico diseñador Shinji Mikami. Tras mantener una línea muy continuista con sus The Evil Within, que no se alejaban demasiado del género que le dio el éxito, hoy nos encontramos con Ghostwire: Tokyo, un shooter con un marcado carácter japonés y un cierto regusto a series clásicas como Yu Yu Hakusho…
Shibuya está en peligro
El juego nos pondrá en la piel de Akito, el cual está pasando por el peor momento de su vida… cuando cruzaba el famosísimo cruce de Shibuya, ha sido víctima colateral de un accidente de tráfico. Por suerte para él, un misterioso espíritu llamado KK se introducirá en su cuerpo, devolviéndole a la vida. Justo en ese momento, una tupida niebla inundará todo Shibuya, encerrando la ciudad dentro de una barrera y provocando que la gente desaparezca en el aire. Por suerte para nosotros, nuestra recién estrenada unión con KK nos dará la suficiente resistencia como para no desaparecer junto con el resto de la gente, pero lamentablemente, tardarán poco en aparecer también unos misteriosos demonios que intentarán acabar con lo que la niebla no consiguió terminar.
KK tiene sus propias metas, ya que parece conocer a la misteriosa figura con una máscara de Hannya que ha invocado la niebla sobre Shibuya y parece controlar a todos esos monstruos, aunque la mayor preocupación de Akito será ver que ha pasado con su hermana, hospitalizada tras otro desagraciado accidente. Sin embargo, ambos caminos no tardarán en cruzarse cuando descubramos que Mari, la hermana de Akito, ha sobrevivido a la niebla y el Hannya parece estar muy interesado en ella. De esta forma, nuestro protagonista y KK firman una “tregua” temporal con el objetivo de detenerle los pies al Hannya, salvar a Mari, y con suerte, al resto de la población de Shibuya.
Poderes psíquicos en un poderoso mundo abierto
Tras su fusión con KK, Akito aprenderá a realizar algunas artes de exorcismo, pudiendo invocar ciertos hechizos para ayudarle contra los demonios y los yokais, y pudiendo también limpiar de niebla la ciudad si purifica adecuadamente los arcos Torii. Esto se traduce en que el juego en realidad es un fps de exploración, donde tendremos que recorrer el mapeado de punta a punta encontrando nuevas misiones, buscando distintos objetos y acabando con los relativamente pocos enemigos que nos vayamos encontrando.
El grueso del juego se basará en explorar las calles de Shibuya y los barrios circundantes, salvando grupos de almas y mandándolas más allá de la barrera para salvarlas, purificando arboles corrompidos, capturando yokais, ayudando a onis y acumulando tanto experiencia como dinero que gastar en los combinis, ahora regentados por nekomatas tras la desaparición de los seres humanos. No puedo evitar pensar una y otra vez en mangas y animes como Yu Yu Hakusho, una historia relativamente similar de un chaval que fallece trágicamente y que gracias a Botan, recibe una segunda oportunidad como detective espiritual. Salvo que aquí, en lugar de una guapa shinigami, quien nos acompañará será un señor mayor expolicía con bastantes malas pulgas. En otros momentos, no puedo evitar pensar que estoy jugando a una especie de secuela de Mirror’s Edge mientras pego saltos entre edificios o exploro la ciudad, siendo mucho más digno en este sentido que el título de 2016…
