¿Qué es lo que nos atrae de los juegos indie? Se suele decir que su pasión, su falta de compromisos, su originalidad. Por lo general, suelen ser títulos creados con una idea, llevada con mejor o peor tino, pero una idea que se intenta implementar hasta sus ultimas consecuencias sin que se comprometa su pureza. Children of Zodiarcs es un juego de este tipo, creado por los noveles Cardboard Utopia, y parece que su motivación es simple… ¿qué ocurre si jugamos a un juego de rol con dados de verdad?
Estrategia por turnos con un girito
Children of Zodiarcs nos cuenta la historia de Nahmi y sus amigos, una panda de pordioseros y ladrones que se verán envueltos en una conspiración entre las clases regentes del mundo de Lumus, todo debido a los Zodiarcs, un mcguffin de manual que todo el mundo parece querer conseguir, pero que no termina de quedar muy claro para qué. La trama en sí no es especialmente brillante, y lamentablemente sigue un poco los tópicos que suelen acompañar al tipo de arte elegido para esta ocasión. El juego pretende ofrecernos una épica historia sobre la diferencia entre haber nacido en la riqueza o la pobreza, a la vez que demuestra que no es oro todo lo que reluce, pero… no me termina de convencer. En algún momento he llegado a suspirar ante las flagrantes contradicciones del protagonista, sólo comprensibles tras una extenuante sesión de gimnasia mental que no recomiendo a nadie.
La mayoría de esta trama se desarrollará entre niveles del título. Pasando ya a lo que es el juego en sí, estamos ante un juego de estrategia por turnos de rol, estilo Fire Emblem o Disgaea, donde tendremos que cumplir diversos objetivos para ganar, siendo el más común el de “acaba con todo lo que se menee”. Lo que diferencia a Children of Zodiarcs se encuentra precisamente en su mecanismo jugable, ya que lejos de ser un juego “común” de estrategia con sus estadísticas y demás, se convierte en una experiencia curiosa, muy de nuestros días. La fusión digital y analógica
Por un lado, las acciones no serán libres, sino que tendremos que crear un mazo con cada una de estas acciones. Sí, no tendremos garantizado el qué podremos hacer en cada turno, dependiendo siempre de las cartas que tengamos para poder hacer una u otra cosa a cada vez. Por si fuera poco, a esta fantasía de posibilidades aleatorias se le añade también el hecho de que nuestras acciones se verán modificadas por dados. Sí. Dados.
Cuando queramos atacar, no haremos daño y punto… sino que obtendremos un puñado de dados en la pantalla, con distintos símbolos. Según el símbolo, haremos más o menos daño, activaremos mejoras beneficiosas o penalizaciones, algo que nos resultara la mar de divertido. Al menos las primeras partidas. Tirar estos dados será cuestión de un “arrastre” de muñeca, pudiendo reservarlos para volver a tirar. Aunque ojo… si nuestra tirada impacta contra algún dado que no estuviésemos usando, mala suerte, tendremos que conformarnos con el nuevo resultado.
