Cuando llegó a mis manos IN-VERT, sinceramente pensé que “este es un indie” más, pero tras haberle dedicado unas cuantas horas, la percepción ha cambiado por completo. Es un juego sencillo en su planteamiento, pero absorbente y hardcore por la dificultad, cuyas principales pegas son que no es demasiado largo y la infernal música electrónica constante en todas las fases. Encarnaremos, o mejor, enmetalizaremos a un simpático y adorable robot que ha de buscar a su maestro creador a lo largo de varios mundos que conectaran entre sí mediante dibujos estáticos que nos contaran la leve historia del juego, en un perfecto inglés o ruso. Yo, como no tenía vodka a mano, me incliné por la lengua de Shakespeare.
Jugabilidad estilo 8-bits
Es lo que pensaríamos si entrásemos a una habitación donde está jugando, sin sonido en la televisión, alguien a IN-VERT. El aspecto es totalmente como si fuera un juego de NES, o incluso Atari 2600, con pixeles enormes, sencillos y una animación considerada “normal” para los estándares de hoy en día. La paleta de colores en todas las pantallas siempre es bicromática con un color de tono claro y el otro de tono oscuro. El esquema de dos colores es uno de los puntos fuertes del juego: cada color de los dos en pantalla influye en la jugabilidad.
Esta es sencilla, el movimiento del personaje lo realizaremos con la palanca de control, tendremos un botón de salto y un botón para IN-VERTir (wow! increíble el juego de palabras) los colores de la pantalla. Al invertir los colores cambiaremos plataformas, suelos, disparadores, zonas de pinchos… Puzles y colores, oiga, todo en uno!
Y ahí está el kit de la cuestión, ya que iremos cambiando el color según nos convenga. Cada pantalla es un puzle en si misma donde para pasar un obstáculo deberemos de combinar el movimiento, salto y cambio de color e incluso hacerlo todo combinado con los diferentes disparadores de la pantalla. Y aquí es donde cobra sentido IN-VERT, nos reconforta con ponernos a prueba y con repetir una y otra vez el puzle hasta interiorizar el patrón para poder avanzar en la pantalla. Y en esto, es similar a LIMBO o Katana ZERO pues a grandes rasgos los puzles son del estilo de LIMBO y moriremos una y otra vez como en Katana ZERO, hasta aprender como pasar la dificultad actual para llegar a la siguiente.
Lo no tan bueno
Como comenté, el juego es relativamente corto, pero lo más insufrible de todo ha sido escuchar la misma música electrónica constantemente a lo largo de cada pantalla. Al principio vas escuchando y piensas que no está mal y que no suelen ser común estas melodías en un videojuego e incluso la agradeces… pero acaba por resultar cansina (al menos a mí). Quiero indicar que no es que me resulte un tipo de música que no me gusta, de hecho he crecido con Raul Ortiz y Abel The Kid o escuchando el World Dance Music (el mundo no gira, lo mueven los DJ´s), pero es que en este apartado, IN-VERT, me ha terminado por resultar cargante… de veras.
IN-VERT es…
Un buen juego, con buenos puzles y difícil. Gráficamente no esperéis nada increíble y los efectos de sonido son solo aceptables. Por el precio que tiene es una mas que buena elección, pero tampoco esperéis que os entretenga mucho en el tiempo porque es relativamente corto. A mi particularmente, me ha servido para desoxidarme en el terreno de las plataformas y como juego bisagra de otros juegos mucho más densos que estaba jugando a la vez: Sesión de juego denso, sesión de IN-VERT, sesión de juego denso.
