The Last Remnant

Si bien el juego ha llegado a España traducido al castellano (al contrario que Infinite Undiscovery), las voces no han corrido la misma suerte. Square-Enix ha traído sólo el doblaje inglés; los actores han realizado una excelente labor, quizá sea uno de los mejores trabajos en JRPG´s, y más teniendo en cuenta que algunos doblajes al inglés suelen ser muy flojos. La pena es que no han incluido las voces originales japonesas, ya que hay muchos seguidores de las V.O.

La banda sonora original ha sido compuesta por Tsuyoshi Sekito, que ha trabajado en juegos como Metal Gear 2: Solid Snake, Dawn of Mana o la saga Final Fantasy. El repertorio musical es variado y tiene algunos temas que suenan muy bien, aunque también hay piezas que pasan muy desapercibidas. Un trabajo notable.

JUGABILIDAD

Las primeras horas de juego son una toma de contacto con el sistema, una especie de tutorial en el que van enseñando progresivamente todos los entresijos de la jugabilidad. Lo primero que hay que tener claro, es que en líneas generales estamos ante un RPG japonés de corte clásico, pero con sustanciales diferencias en el sistema de combate. La base son los turnos, como otros tantos JRPG´s, pero en esta ocasión no se manejan personajes individuables, sino unidades. Al principio, sólo podremos manejar un pequeño grupo, pero a medida que se va avanzando en la aventura, todo va increscendo, de forma que al final se despliegan hasta más de 50 personajes en pantalla.

El jugador es el encargado de confeccionar todas y cada una de las unidades que va a llevar a la batalla. Para ello, tenemos a nuestra disposición a los líderes, que son los que van a comandar la unidad. Algunos serán personajes principales, otros los tendremos que contratar en el gremio. Luego, hay que rellenar las unidades con soldados. La batalla alcanza de ese modo un cariz muy estratégico, puesto que incluso la formación que elijamos va a tener consecuencias en el momento de estar frente al enemigo.

Las instrucciones de combate, también difieren un poco de lo tradicional, porque no se dan órdenes individuales, sino grupales. En este punto, el sistema queda de vez en cuanto a merced del azar, y es que el jugador no tiene un control total de todas las acciones que realiza; esta simplificación tiene su explicación en la cantidad de unidades y de órdenes que hay que manejar, ya que en batallas largas y duras, sería demasiado engorroso pensar cada acción de forma más individualizada. Claro que eso también tiene su lado oscuro, porque hay veces que queremos usar una determinada acción y el sistema simplemente no nos lo permite.