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Este nivel de detalle y preciosismo se complementa con unas animaciones de nuestro avatar y de los personajes controlados por la consola de lo más creibles, en plan FIFA pero a lo bestia. Altair, como os podéis imaginar, es capaz de realizar todo tipo de maniobras en la ciudad, en plan Parkour, con unos movimientos de lo más logrados, realistas y fluidos. Digno de verse, de verdad.
El apartado sonoro es el esperado en este tipo de juegos, sin estridencias en los efectos y músicas. Si acaso son un poco cansinas las voces de los personajes (aunque nosotros hemos jugado a la inglesa en la Xbox 360 de Debug), excesivamente repetitivas y poco originales… vale que los viandantes se asombren al vernos saltando por los tejados, pero vamos, que podían decir alguna distinta de vez en cuando.
Jugabilidad.
Aquí es donde a mi, personalmente, el juego me ha decepcionado. He leído esta mañana las otras reviews de webs españolas que he estado evitando hasta terminarme el juego y tener una opinión formada propia, y no estoy de acuerdo con ninguna. Pero dejadme que me explique con una pequeña introducción.
Assassins Creed crea la ilusión de ser un juego “sandbox”, estilo Grand Theft Auto, The Getaway o, el título con el que yo he encontrado más paralelismos, Crackdown. Esto es, una historia principal, en un mundo abierto, por el que nos movemos con libertad y en el que encontramos submisiones y otros entretenimientos.
Nuestra tarea principal será la de cargarnos a 9 personajes notables para lo que tendremos que recabar información sobre su localización. Estas tareas pueden esquematizarse de forma sencilla, por lo repetitivo:
- Buscar las torres de cada ciudad para escalarlas y obtener desde la impresionante vista superior, de forma automática (no tendremos que agudizar la vista) puntos de control.
- Acudir a cada punto de control para obtener información.
- Una vez localizado el “asesinable”, cargártelo.
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