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Un gran juego a las puertas de obra maestra
Tengo que sincerarme antes de empezar. Para mi la anterior generación se resume en cuatro juegos: Halo (me devolvió la fe en los FPS para consola), Halo 2 (me abrió los ojos al juego online fuera del PC), Forza (no me podía imaginar que algún juego se iba siquiera a acercar a Gran Turismo 3, y este lo superó con creces) y Ninja Gaiden.
La primera entrega del juego que hoy analizamos es el culpable de que no pudiera disfrutar de juegazos como God of War 1 y 2, Heavenly Sword o Assassins Creed. Tras haber controlado a Ryu Hayabusa en la obra maestra de Xbox los God of War y el Heavenly Sword me ponían de los nervios con sus cámaras fijas (¡¡estamos en el siglo XXI!!), y el Assassin’s me pareció un juego-truco: si el Ninja de Xbox tenía animaciones y movimientos precisos y ultra-satisfactorios ¿porqué años después y en una generación más avanzada los saltos y movimientos de un supuesto juego AAA son tan rígidos y dejan tan poca libertad (eso si, con unas animaciones flipantes)?
Con esta salvedad ya sabéis que me enfrento al análisis de la continuación de uno de mis juegos favoritos de siempre, lo que es tan peligroso como cuando analicé Halo 3: ¿le pediré demasiado? ¿Seré condescendiente en exceso? Es difícil abstraerse de una continuación y analizarlo como un juego independiente, pero al menos intentaré olvidar mis filias y fobias y ser lo más neutral posible.
En movimiento.
La principal virtud, en mi opinión no alcanzada hasta ahora por ningún otro juego, del Ninja Gaiden original es la calidad del juego en movimiento. En su momento supuso gráficamente una revolución, a lo que se sumaron su sistema de físicas, sus animaciones y su control preciso a más no poder, toda una experiencia que hace que muchos juegos a partir de él parezca que tienen personajes torpes y con tiempos de respuesta de tío con alta concentración de alcohol en sangre.
Ninja Gaiden 2 recupera y amplia el festival de color y fantasía del original. Sus gráficos no son ya tan llamativos y revolucionarios (hemos pasado por Gears of War, GTA IV o Assassins Creed al fin y al cabo), pero sí mejoran y amplían los de la anterior entrega. Enemigos más grandes (si, aunque parezca imposible), escenarios más complejos, animaciones hiper-fluidas… Todo en alta definición y con gran cuidado con los detalles, nada que reprochar excepto las ocasionales bajadas de Frame Rate, que se hacen muy acusadas con determinados enemigos finales cuando tienen muchos secuaces en pantalla. No llega a hacer el título injugable en plan Pro Evolution Soccer 2008 para PS3 antes de parches, pero si es molesto y sobre todo inesperado viendo los antecedentes de Team Ninja. Tal vez el problema venga de que el juego lo hemos analizado en la Xbox 360 de Debug, en cuanto tengamos la final aclararemos este punto.
En el capítulo de novedades encontramos un giro hacia lo sangriento (aun más), NG 2 es un festival de “Fatalities” al estilo Mortal Kombat (puedes finiquitar enemigos lisiados previamente pulsando “Y” cuando estás cerca de ellos), mutilaciones y heridas sangrantes. Especialmente remarcable es la implementación de los cortes de miembros (brazos y piernas, malpensados). Cuando arrancas un brazo de un tajo a algún enemigo el tío se sigue defendiendo con el otro, mermado y con menos ataques, si lo que le arrancas es una pierna el fulano se arrastrará como una babosa hacia nosotros para intentar suicidarse con una bomba o darnos un tajo traicionero.
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