En cuanto a los combates, un gran problema de Final Fantasy XI, se han corregido ciertas cosas que mejoran la dinámica y que hacen que no sea algo tedioso tener que pelear con un enemigo. Para resumirlo de una manera clara de entender, se ha hecho todo mucho más directo y sencillo para que el jugador no pierda tiempo en menús que ralentizan nuestras acciones, ahora simplemente deberemos pulsar el botón indicado y nuestro personaje hará la función especÃfica que le hayamos asignado.
Jugablemente, estamos ante un juego que ofrece demasiadas luces y sombras en un apartado tan importante. No era necesario incluir una interfaz realmente pensada para consola, que lo único que consigue por momentos es desesperarnos con tantos menús contextuales. Por otro lado, se ha dinamizado muchÃsimo el sistema de combate, pero sigue habiendo fallos de entorno que entorpecen en medida los avances conseguidos por Square-Enix. Hay incoherencias, como que el ritmo fuera de las batallas sea demasiado lento y engorroso, no solo con el menú o la interfaz, si no con los escenarios grandes y bonitos pero con poca interactividad.
Razas y clanes de personajes
No podÃamos terminar el análisis sin hablar de los personajes, pues tenemos una capacidad limitada para disponer de ellos y es mejor tener las cosas claras a la hora de crearnos el primero. Tendremos hasta cinco razas principales que se dividen en diferentes clanes.
Los Hyur representan a la raza básica del juego con el aspecto más humano, a la vez que se divide en dos clanes diferentes. Los Midlan y los Hightland. Los primeros representan a la parte menos fÃsica de la especie, mientras que los Hightland son todo lo contrario. Son unos personajes con unas capacidades fÃsicas mucho mayores, que básicamente viven de ser mercenarios.