Al final se quedó un 2019 muy majo para los usuarios de Switch. Junto a grandes títulos de la compañía y algunas grandes obras third, el aterrizaje en una consola de Nintendo de sagas clásicas como Doom, Final Fantasy (incluyendo el VII, sí), Devil May Cry y Resident Evil ha terminado por definir un año muy completo para la consola híbrida. Luigi’s Mansion 3
Luigi’s Mansion 3 es para mí el juego del año. Hay quienes dicen que le falta ambición, pero creo que derrocha calidad por los cuatro costados. Con 20 horas de duración creo que tiene la medida justa, ofreciendo puzles y situaciones nuevas en cada una de las plantas del hotel. Estoy convencido de que podría pasar perfectamente por una película de cine mudo, cinemática tras cinemática, sala tras sala. A nivel técnico es impecable. Si tuviera que reprocharle algo es la falta de interés en sus DLC, dedicados a un modo exclusivo de multijugador.
The Legend of Zelda: Link’s Awakening
The Legend of Zelda: Link’s Awakening llegó a mi Switch por su estilo gráfico, pero se queda en el top por su jugabilidad. Es un Zelda grande condensado en un frasco pequeño. Destaca por encima de cualquier otro de la saga porque no tiene nada que ver con el resto. Incluyendo los mismos movimientos, objetos y puzles, las soluciones no son las mismas de siempre y eso le da un plus de dificultad y de novedad que hacía tiempo que yo no veía en la saga.
Cuphead
Y se hizo real. Cuphead atterizó en una consola de Nintendo alentados por la propia Microsoft. Esta genial obra, a todos los niveles, me ha encantado. Supone un reto enorme por su dificultad, aunque no deja de disfrutarse en ningún momento. Demasiado exigente para el tiempo que tengo, pero un must en toda regla. Habrá que seguirle la pista a Ori, el otro juego de Microsoft que ha llegado a Switch.