Influencias en Silent Hill

Publicado el 03-08-2008 a las 12:19 Página 1 de 4   >>   
Autor: "Mr. Mario" Fernández

Un paseo por el arte del siglo XX

Silent Hill es una de las sagas más prolíficas del mundo de los videojuegos pero ¿Por qué exactamente? ¿Seríamos capaces de descubrir sus referencias visuales más importantes? Superadas las premisas iniciales que todos conocemos, es decir, el hecho de que Silent Hill introduce de alguna manera el terror psicológico en los videojuegos, así como una banda sonora vanguardista y completamente novedosa. ¿De qué bebe Silent Hill? ¿Qué lo hace realmente especial? Esas son precisamente las cuestiones a las que queremos llegar en este artículo. Esperamos que para los fans de la saga, entre los que me incluyo, éste artículo sirva como guía artística, literaria, músical y cinematográfica para descubir un poco mejor el amplio universo de Silent Hill.

Nuestra siguiente afirmación quizás pueda generar polémica pero preferimos ser honestos: Silent Hill es un mal juego. A nivel jugable no introduce novedades, el control es tosco y el desarrollo lento y tedioso. Jugamos por la historia, jugamos por las sensaciones. Todo lo que tiene que ver entre el mando y el jugador, es repetitivo y completamente copiado de las sagas Alone in the Dark y Resident Evil. Pero a nivel conceptual, es decir, las ideas que propone, las situaciones que produce, y los mensajes y sensaciones que transmite, a ese nivel es el mejor juego de terror con diferencia.    

Independientemente de la historia, que concuerda perfectamente con toda la ola de cine japonés, chino y coreano centrado en el terror psicológico, Silent Hill es ante todo un juego de filosofías y un devenir de artistas. Como sabéis, el llamado “terror psicológico” es un estilo que busca impactar al espectador, o al jugador en este caso, apelando a sus miedos más internos e ilógicos. Sin duda, el máximo representante de este tipo de terror sería el film “The Ring” basada en la novela “Ringu” del japonés Koji Suzuki. Pesadilla contemporánea en la que toda persona que visiona una película muere a los pocos días, la línea entre los vivos y los muertos se difumina, tecnología, leyendas urbanas,  de eso trata el terror psicológico.

Pero una cosa está clara, los creadores de Silent Hill son grandes estudiantes de arte y antes de empezar el proyecto tenían muy claro cuáles serían sus influencias a la hora de inspirarse. La historia sirve de pretexto para dar rienda suelta a su imaginación y crear un inquietante mundo que para el jugador se convertirá en una montaña rusa de  desagradables pero divertidas sensaciones.

Silent Hill / Twin Peaks

La influencia de David Lynch es innegable. Twin Peaks es uno de sus trabajos más importantes y personales del director, y la serie como tal, podría considerarse la madre de las series contemporáneas. Perdidos, por ejemplo,  no sería posible si no hubiese existido antes Twin Peaks. La tremenda habilidad del cineasta para generar miedo y tensión con elementos de lo más cotidianos es quizás la característica que mejor ha sabido Silent Hill. De esta manera todo se presenta como normal al principio y poco a poco, va cobrando forma de pesadilla. Elementos naturales como la niebla (que aluden a lo místico y a la idea de ensoñación) o tecnológicos como la radio, son dos pruebas de ello.

El Director David Lynch

David Lynch recicla muchas ideas del surrealismo por lo que la comprensión total de sus obras requiere un gran esfuerzo intelectual por parte del espectador. De igual menta ocurre en Silent Hill con la diferencia de la interactividad. Un pueblo donde nunca pasa nada pero que en realidad guarda un oscuro secreto. Personajes extraños y desconfigurados. Protagonistas (y por consiguiente jugadores) que intentan buscar la lógica de los hechos que se le vienen encima y al final terminan por perder la cabeza en último acto semejante al descenso a los infiernos. Eso por no hablar de lo obvio que resulta que tanto Twin Peaks como Silent Hill son pueblos de montaña situados en algún lugar de Norteamérica. Incluso a nivel musical llega a acercarse a las profundas y minimalistas melodías de Angelo Badalamenti, compositor fetiche de Lynch que trabajó en la banda sonora de Twin Peaks y de tantas otras películas del cineasta. No debéis perderos películas como Cabeza Borradora, Carretera Perdida o Terciopelo Azul.


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