Este es el punto más mejorado con respecto al primer juego. Y era lo más fácil de mejorar, puesto que era lo que rallaba a un nivel una pizca más inferior. En el aspecto del diseño jugable, como indicamos antes, es un metroidvania de desarrollo plataformero que está mejor construido que el original. Aunque sí que tiene una cualidad extraña en este tipo de juegos, como es que te marquen los objetivos más inmediatos al poco de empezar, aunque no te digan cómo llegar a dichos objetivos. Aunque entonces estaremos más o menos orientados a recorrer esos caminos, sí que se verán altamente influenciados por el arma que portemos. Porque sí, en Blasphemous 2 podremos elegir entre tres tipos de armas, que nos podrán abrir caminos concretos y esta elección, influirán mucho en como enfocaremos estos primeros momentos. De todos modos, con el devenir de la partida, obtendremos el resto de armas y podremos usarlas para acceder a todo el mapa.
Lo que sí que tiene es bastante componente de exploración, puesto que, aunque tienes objetivos hasta los que llegar, todo el desarrollo del camino se hace investigando y tocando por todas las salas. Esto ocurre así sobre todo al principio y sobre la mitad, un poco más adelante, comienza a volverse mucho más directo. Es raro la descompensación que hace Blasphemous 2 en este sentido, ya que al principio se siente todo demasiado entroncado y pausado para pasar a correr mucho en la recta final. De todos modos, siempre es divertido y siempre es un gusto recorrer Custodia, ya sea fijándose un poco más como pasando de largo por las pantallas.
En lo que refiere al penitente, ahora todo es mucho más ágil y rápido. Esta era una de las “pegas” que podía tener la primera parte donde el protagonista era más tosco y pesado, con ese control del salto a veces raro, con parábolas que caían muy rápidamente, y esto nos lleva a controlar mucho mejor a las muertes por caídas, que no son tan repetitivas como en la primera parte, pero aún seguiremos sufriendo de ellas y los pinchos mortales que siempre están colocados concienzudamente en el sitio donde vamos a caer. La pena de estas muertes es que podremos reaparecer bastante lejos de donde hemos muerto… el penitente estará en forma de tanto andar por el escenario, sin duda.
También volveremos a los parrys, deslizamientos laterales hacia donde mira el penitente y los rezos, lo que en cualquier otro juego son magias, dividido en dos grupos, los versos y cantos. El primero serán más baratos en lo que corresponde al fervor (el maná en este mundo) pero harán menos daño y los cantos, que son mucho más poderosos pero caros de ejecutar. Solo una cosa a reseñar, y es que parece que el hecho de que el penitente sea más ágil ha provocado que haya menos animaciones de ejecuciones, que, si bien siguen estando, pero se repiten bastante menos. Un poco menos espectacular pero mucho más dinámico.
Quizás me ha dado la impresión de que tendremos más puzles por todos lados y también, el juego nos irá empujando a irlos resolviendo. Y una cosa que me ha parecido curiosa, y que en algún que otro juego se ha visto, es el retablo del penitente, donde iremos poniendo figuritas que encontraremos por toda custodia y que darán ventajas al personaje y que, además, de manera muy interesante, se pueden combinar para completar una build del personaje que sea acorde para nuestra forma de jugar.
El resumen con la jugabilidad es que ahora, da gusto moverse, luchar, esquivar… en definitiva, controlar al penitente.
