Aunque toda la trama gire alrededor de la famosa espada de maná,
podremos equipar igualmente a Randy y sus compañeros con una amplia
variedad de armas, tales como una jabalina, una lanza, un hacha, un
arco, un látigo o un bumerán, pudiendo cambiar también entre todos ellos
en cualquier momento. No podemos olvidar también la opción de lanzar
magia, mejorada en este remake a través de atajos en los numerosos
botones de nuestro DualShock 4. De esta manera, el juego no es un
machacabotones sin más, sino que nos da opciones de sobra para
entretenernos, variar nuestro juego y encontrar la combinación perfecta
para nosotros. Lo malo es que el sistema de juego parece haberse traÃdo
casi sin cambios a esta nueva generación, y volveremos a sufrir la
frustración que supone atacar a un enemigo que creemos que está en
nuestro camino, y sólo dar al aire.
Además, este remake cuenta
con una de las caracterÃsticas más chulas del original, y es su modo
cooperativo en la misma pantalla. Si bien nuestros compañeros de normal
serán controlados por la IA, pudiendo gestionar sus acciones con cierto
grado de detalle (spoiler: va a servir de poco. Siguen siendo bastante
inútiles pese a estas nuevas opciones de gestión), en cualquier momento
podremos enchufar hasta dos mandos más y jugar con uno o dos amigos al
juego. El único requisito, obviamente, es que el resto de personajes se
nos hayan unido ya. Una vez tengamos un equipo de dos o tres personajes
en pantalla, podremos seleccionar quién jugará con qué personaje.
Me
siento tentado a decir que, lamentablemente, esta opción solo está
disponible offline, en la misma consola, pero... ¿sabéis qué? Ni
lamentablemente, ni leches. Hoy en dÃa raro es el juego que cuenta con
un modo cooperativo offline, obligándonos a jugar a través de internet
con nuestro amigo, por mucho que esté en la misma habitación con
nosotros. Asà que en lugar de lamentarnos por una falta de modo online,
al revés, alegrémonos de que por fin contamos con un juego relativamente
nuevo que nos permite hacer algo tan natural como pasarle el mando a
nuestro colega y seguir jugando.
Un mundo muy mono, pero algo muerto
Sin
duda, el plato fuerte de este remake es, sin duda, su apartado gráfico y
sus novedades sonoras. Empecemos por lo más notable, el paso del juego a
las tres dimensiones. Secret of Mana es uno de esos tÃtulos cumbre de
las dos dimensiones y del pixel art de la Super Nintendo. Es uno de esos
juegos que nos dejaron embobados en su dÃa con su colorido y con su
mundo, enseñándonos cuánto carácter se podÃa contener en sólo 32 por 64
pÃxeles. Su nuevo estilo 3D es, bueno. Hay que reconocer que, de
primeras, no parece ser un juego tan rompedor en su tipo como fue el
anterior, pero tiene su punto. Los personajes, a medio camino entre
superdeformed y realistas, son totalmente reconocibles y mantienen ese
aura de felicidad y monerÃa omnipresentes en el tÃtulo original. Pero
hay un par de detalles que no me terminan de gustar.
En primer
lugar, y casi el más importante, es el coloreado totalmente plano de la
mayorÃa de personajes. En dos dimensiones, conceptos como la iluminación
o sombreado de los personajes era algo mucho más simple y estático,
pero en tres dimensiones, destaca demasiado. Si, el mundo en general
tiene efectos chulos, como la sombra de las nubes sobre nosotros, pero
en general, el juego tiende más a parecerse a un juego de móvil que no
quiere complicarse, que a un juego 3D en condiciones.
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