La objetividad, esa gran mentira

Publicado el 30-01-2010 a las 16:17 Página 1 de 2   >>   
Autor: Borja "Raistlin Majere" García

“Este análisis no es para nada objetivo”, “ es un juego de 9 por lo menos”, “se le ve el plumero”¿Cuántas veces se leen frases similares en los foros de Internet?¿Somos los periodistas objetivos?¿Podemos aspirar a serlo?

Los periodistas TAMBIÉN somos humanos

La profesión periodística es una disciplina relativamente joven, pero siempre ha estado ligada a un vocablo que hoy en día está de moda: la objetividad. Al profesional del periodismo se le exige ser objetivo, observar el entorno y escribir lo que acontece tal y como acontece. Los medios especializados de videojuegos tampoco se libran del debate ni de las críticas. A menudo sus lectores cargan contra este tipo de webs o revistas porque consideran que los análisis de los juegos, las noticias, o los artículos están teñidos de subjetividad.

Antes de internarnos en un terreno tan farragoso, conviene acotar lo que entendemos por “objetividad”. La RAE dice que ser objetivo es mantener “la independencia de la propia manera de pensar o de sentir”. Partiendo de esta definición se extrae que el periodista tiene que dejar a un lado lo que le hace persona, es decir, su “yo único”, su humanidad, el alma y el corazón. Dicho de otro modo, la objetividad obliga al redactor a convertirse en una especie de autómata. Pero no nos engañemos, el término mencionado es un ente abstracto que se diluye hasta transformarse en lo que de verdad es: una leyenda urbana. En esa línea se manifiesta John Carlin (Londres, 1956), reputado corresponsal que ha trabajado en medios como el Buenos Aires Herald, la BBC, The Times o The Independent: “La objetividad es un cuento chino, un signo de arrogancia. No es posible para los seres humanos, es un atributo divino o propio de un robot” (El País, 12/2/09). En el mismo artículo defiende que lo que importa realmente es que el profesional sea honesto e íntegro. La clave es, por tanto, la veracidad con la que se aborda la información.

Si focalizamos la atención en los periódicos que hay en el mercado español observaremos que todos ellos tienen una línea editorial más o menos marcada. De esa forma, y en un contexto democrático, todos los lectores pueden elegir los productos que más se amolden a sus pensamientos o creencias:

En un trabajo realizado en el año 2008 se analizó la actitud de dos rotativos (El Mundo y El País) frente a las elecciones generales y se comprobó que en ambos casos, sus agendas temáticas eran muy similares. Sin embargo se da un aspecto esencial, que es la diferencia en el enfoque. Aquí entra en juego el fenómeno conocido como el efecto framing. Se apoya en la teoría psicológica de la Gestalt, una corriente moderna surgida en los años 60 cuya máxima reza que el todo es mayor que la suma de las partes. Establece que “los medios tienen un fuerte impacto al construir el acontecer, encuadrando imágenes de la realidad de un modo predecible y según un patrón. Así los medios proporcionan activamente los marcos de referencia que la audiencia usa para interpretar y discutir sobre los asuntos públicos” (Scheufele, 1999, Semetko, y Valkenburg, 2000, citado en Humanes.

No resulta ya “un tópico admitir que las noticias no son un reflejo de la realidad, sino una representación de la misma, una (re)construcción de los acontecimientos en forma de discurso, resultado de varios factores entre los que se encuentran los procesos de selección llevados a cabo por los periodistas, las condiciones de producción y los formatos de los medios.» (Humanes). La autora habla de “representación”, porque los medios de comunicación escogen el tema de acuerdo a la Agenda Setting y luego lo moldean, enfocándolo desde una perspectiva que elimina cualquier reducto de objetividad pura. Es el framing, es decir, “el proceso por el cual los medios de comunicación encuadran los acontecimientos sociales” (Humanes).

Todos los seres humanos tienen su propia subjetividad, eso es algo inherente al individuo, y en el periodismo se manifiesta desde los primeros estadios de la creación de un producto informativo. Los medios de comunicación reciben diariamente ingente cantidad de noticias. Las agencias escupen millones de textos a las direcciones email de los periodistas y las empresas hacen otro tanto con los comunicados de prensa. Por ese motivo, desde el principio los profesionales tienen que seleccionar, usar sus conocimientos personales para determinar que es importante y que no lo es, que se debe publicar, y que tiene que quedarse fuera. También es subjetivo el lugar en el que se coloca la noticia o el artículo, las líneas que les corresponden, e incluso la página (medio escrito) o el tiempo (televisión, radio) que se les concede. En el caso de los medios digitales también es necesario jerarquizar la información, darle un orden en función de diversos criterios.

Los análisis de videojuegos son en definitiva críticas periodísticas. Como tal están subyugadas a un elemento principal: la opinión. Según los profesores José Ignacio Armentia y José María Caminos Marcet, catedráticos de periodismo en la Facultad de Ciencias Sociales y de la Comunicación del País Vasco, la crítica es un género muy controvertido porque “se sustenta en la opinión que algunos expertos vierten sobre obras realizadas por otros autores”. La finalidad es por ende la de “convencer al lector de que su criterio, su punto de vista, es el adecuado” (Caminos, Armentia, Fundamentos del Periodismo Impreso, p: 32, Ariel).

La crítica, como género opinativo que es, obliga al profesional a dominar el campo en el que trabaja,y eso se consigue mediante una formación exhaustiva. El problema de la crítica en los medios especializados no es la subjetividad, sino en muchos casos la falta de formación. Es esa la autocrítica que las publicaciones tenemos que hacernos, y en base a ello, mejorar y buscar el máximo rigor. Aunque muchas veces se haga, es imposible opinar sin conocer, y en el caso concreto de los videojuegos es esencial tener un amplio bagaje de conocimientos que comprenda tanto los aspectos técnicos y especializados, como la situación de la industria (compañías y personas que lo componen, juegos que han realizado, etc). En cualquier caso, la crítica es un género pedante puesto que la persona que escribe en base a la obra de otro puede tomarse la licencia de criticar, pero...¿acaso los que escribimos podemos hacerlo mejor?


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