¡Europa a la retaguardia!

Publicado el 08-09-2006 a las 22:30
Autor: Borja "Raistlin Majere" García

Juegos que no llegan nunca, retrasos de meses con respecto a otros mercados, conversiones mal realizadas, precios abusivos…y la gota que colmó el vaso, Play Station 3 en marzo. ¿Nos toman realmente por tontos?

Nota: Este artículo recoge la opinión del redactor del escrito, no necesariamente de todo el equipo que conforma Todojuegos.com

La situación en Europa parece ser de oro para las compañías. Muchas de ellas hablan del Viejo Continente y se llenan la boca de palabrería elegante y verborrea barata, pero no nos engañemos, somos un mercado de segunda división. O al menos así nos lo demuestran las grandes empresas que pululan libremente por esta industria en auge. En cualquier cuestión somos los europeos los que pagamos el pato de los errores empresariales o fallos de previsión. ¿Qué hay problemas de producción? No importa, retrasamos el producto en Europa. ¿Qué queremos sacar el juego en navidades a toda costa? No es determinante, no traducimos el juego, no pagamos por traductores y nos sobre para "chuperretear" unas cuantas piruletas. ¿Qué tenemos un precio competitivo en Japón y USA? Que más da, en Europa subimos el precio y lo compensamos con total tranquilidad, total, ya picarán con nuestro producto. Es triste, pero por mucho que las grandes corporaciones intenten disfrazar este hecho a toda costa, es Europa la que siempre se queda colgada. No es fácil olvidar que durante muchos años (suma y sigue) hemos tenido que aguantar las horrorosas conversiones NTCS/PAL que nos han ido brindando unas cuantas compañías, caso especialmente sangrante el de Square-Enix, que nos ha traído tarde, mal y más caro muchos juegos salidos de su propia factoría. ¿Quién no recuerda Final Fantasy X y las espantosas bandas negras que, inexistentes en la versión NTCS, aparecían mágicamente en la PAL? ¿Y las promesas de que su secuela, Final Fantasy X-2 enmendarían esos errores? No, verdaderamente no los corrigieron, nos volvieron a encasquetar la misma conversión chapucera. Luego nos juraron los 60 hz en Dragon Quest: El Periplo del Rey Maldito (primera entrega de la saga que apareció en nuestro territorio…¡A la octava la vencida!), pero poco antes del lanzamiento cambiaron de opinión y se decantaron por los 50 hz optimizados. Afortunadamente las bandas negras "made in Square" pasaron a la historia, un punto a su favor. Se puede hablar también de muchos videojuegos que sorprendentemente nunca sobrepasan las fronteras europeas, en cambio si salen en el resto de los mercados. ¿Las excusas? De muy diversos tipos, desde motivos económicos hasta recitales de la más variada índole. Nada, que al final siempre somos los mismos los que por "h" o por "b" nos vemos obligados o bien a hacer uso de la importación (y luego muchas empresas se quejan, como en el caso de Sony y su PSP, que instó a las tiendas online a no vender a Europa) o a esperar de manera tediosa, soportar juegos sin traducir y despilfarrar más cantidad de dinero que nuestros vecinos.

El último caso de marginación hacia Europa ha llegado de la mano de Sony Computer Entertainment, aquellos que prometieron un lanzamiento mundial para Play Station 3 y que hace unos meses aseguraron que nuestro continente sería prioritario para la empresa nipona; nos comentaron que las primeras consolas estarían destinadas a Europa. ¿En qué ha quedado la cosa? En humo, puro vaho. Mientras todos pensábamos que el próximo día 17 de noviembre tendríamos la posibilidad de adquirir nuestra Play Station 3 al mismo tiempo que los americanos, la gente de Sony tenía un as guardado en la manga, y no precisamente bueno. Por sorpresa, así como el que no quiere, nos comunicaron de sopetón que el lanzamiento mundial ya no era posible. Alegando problemas en la producción para justificar su maniobra, decidieron eliminar de un plumazo a un continente en particular. ¿USA?¿Japón?...¿Pero cómo van a ser esos? No hombre, por supuesto la lotería le ha tocado a Europa. Somos nosotros, los de siempre los que nos tenemos que resignar a aguantar un nuevo retraso, nada más y nada menos que cuatro largos meses (y eso si respetan las fechas).

Todo esto que se ha contado a lo largo del presente texto es un reflejo nítido de lo mucho que les importamos a la gran mayoría de las compañías que configuran este sector, absolutamente nada. Se dice que al cliente hay que mimarlo como al que más, no estaría de más que se aplicaran esta regla de oro o puede que de lo contrario la gente se canse algún día de la situación. Que no nos tomen por tontos.