Team ICO no cejó en su empeño y finalmente estas navidades hemos podido disfrutar de Last Guardian, un tÃtulo que ha costado lanzar, pero que finalmente ha podido ser disfrutado por los múltiples fans que esperaban con ansia ese momento. ¿Cumplió las expectativas? Entre plumas y túnicas
Durante su desarrollo el nombre que tomó el proyecto fue Project Trico, pero es que el personaje es un 80% de la experiencia de juego. Nos encontramos ante una portentosa especie creada por el equipo. Una especie de grifo al que trataremos de ayudar en primera estancia y con el que entablaremos una relación de amistad y supervivencia que poco a poco nos irá uniendo más.
El apartado visual del juego es magnÃfico. El diseño artÃstico cuenta con una simpleza en los personajes y una riqueza arquitectónica y natural que dota al juego de un halo de misticismo en cada uno de los rincones. La aventura comienza encarnando a un crÃo que ha despertado sin recordar nada. Esto no es casualidad, pues el jugador en todo momento sentirá esa empatÃa necesaria para que, con la sensibilidad que requiere este juego, la experiencia sea completamente inmersiva.
Junto al muchacho está la bestia, agresiva en un primer momento y a la que tendremos que ganarnos ayudándola a sacarse unas lanzas que lleva clavadas en el plumaje y alimentándolo con unos barriles con lo que parecen mariposas. Comienza asà un viaje de descubrimiento y recuerdo.
Una historia sin importancia
A pesar de que los juegos de aventura tratan de fundamentar su gameplay en una historia bien construida, The Last Guardian juega con otras reglas. Sin explicar más que lo necesario iremos descubriendo la trama a medida que bestia y muchacho tratan de ayudarse para lograr escapar de la mazmorra en que amanecen ambos.
Contamos con un narrador que va apuntando en la dirección de lo que debemos ir a la par que va relatando lo que a simple vista no podemos entender. La aventura avanza a ritmo lento, lo que a los jugadores más hardcore podrÃa provocar un rechazo instantáneo, este juego no es para todo el mundo.