Algo más que un juego de niños

GBA, GC, Nintendo DS, Wii, Nintendo 3DS, Wii U
Publicado el 21-04-2014 a las 22:16 Página 1 de 2   >>   
Autor: José Ángel "ASTURmatr" Álvarez

25 años de Game Boy.

Qué poco dada es la compañía de videojuegos por excelencia a celebrar las efemérides de sus grandes logros. Pero henos aquí, como quien no quiere la cosa, un 21 de abril conmemorando el 25 aniversario de la salida a la venta en Japón de la Game Boy. El genio de Nintendo Gunpei Yokoi fue el artífice de esa máquina que nos hizo estar pegados a la pantalla (y a cualquier fuente de luz) durante horas en nuestra infancia.


No fue hasta tres años más tarde, en una inolvidable mañana de reyes cuando pude tener mi propia Game Boy. Con ella venían unos –por entonces- modernísimos cascos con dos reconocibles aros rojo y azul, el juego del Tetris, Super Mario Land y el desagradable Bart Simpson’s Escape from Camp Deadly. Reconozco que este último no lo disfruté hasta años más adelante cuando pude empezar a desgranar los entresijos que su endiablada dificultad me impidieron gozar a la tierna edad de ocho años. Pero si el estreno fue bueno, los años que le siguieron no le fueron a la zaga. Game Boy no sólo estuvo colmada de buenas adaptaciones de versiones de NES, sino que vio nacer a grandes figuras del videojuego como Kirby, Wario o Pokémon, ésta ya en sus últimos años de vida. Una vida larga y plena que ninguna otra consola ha logrado igualar y que, con el ritmo actual de generaciones, será imposible que volvamos a ver. A Game Boy le siguieron múltiples versiones de colores, transparentes, versiones con mejor resolución, menor tamaño, lupas, lámparas e incluso se atrevieron con las primeras cámaras portátiles e impresoras como la Game Boy Camera y Game Boy Printer. Porque, no nos olvidemos, los selfies nacieron con Game Boy.

También tuvo el lujo de vivir la época dorada de las adaptaciones cinematográficas o de televisión. Aunque hubo pésimas excepciones, Tiny Toons, Mickey Mouse, Batman, Cazafantamas, Las Tortugas Ninja, los PicaPiedra, Power Rangers, El Pato Darkwing o los Pitufos contaron con juegos que permanecerán en el recuerdo de todos los jugadores. Rare también participó y allí nos vimos las caras con el infernal Battletoads que un primo envidioso me robó a traición o con Killer Instinct. Surgieron rarezas impensables a día de hoy como MacDonald Land y descubrimos que los juegos de habilidad como Snow Bros o Parasol Stars podían ser divertidos. Y también Nintendo llevó adaptaciones de sus grandes sagas, creando nuevos universos para Mario, que se las tuvo que ver con el desaparecido Tatanga; la auténtica secuela de Kid Icarus sólo vio la luz en la portátil; e incluso disfrutamos de versiones del clásico Balloon Fight. Si no estabas en Game Boy no eras nadie.

La consola más vendida de la historia (hasta que PS2 y Nintendo DS le robaron el puesto) se convirtió en mi entrada en el mundo de los videojuegos. Consolas pirata llegadas de Portugal o de la tómbola del barrio a un lado, no entró ninguna consola en mi casa hasta 1998, con Banjo y Kazooie como abanderados de otra gran generación de consolas. Pero fue ese gran ladrillo amarillento, que jamás pienso blanquear, el que me dio años enteros de diversión en mil sitios, con mil aventuras. La que me vio crecer como jugador y me ofreció gran parte de lo que soy hoy.


Y hubo decepciones, claro que las hubo. En ella descubrí que el rol japonés no era mi fuerte, que había juegos que eran una desgracia por su mal planteamiento (Robin Hood Prince of Thieves, te miro a ti) y que existían unos juegos llamados piratas que ofrecían un montón de juegos en un solo cartucho.


Página 1 de 2   >>