Si hay algo que tenemos que agradecerles los usuarios de Nintendo a Edmund McMillen y Tommy Refenes es que en su día dijeron que querían llevar su juego a las consolas Nintendo y lo han cumplido. Seis años después, pero finalmente aquí está. El extraño límite de la memoria interna de Wii para los juegos de WiiWare lo hizo imposible, pero con Wii U en el mercado (y casi ya en su recta final) la cosa ha llegado a buen puerto.
Ese pedazo de carne con ojos se estrena en una consola de Nintendo y lo hace con todas las de la ley y sin perder ni un gramo de todo lo que lo hizo grande.
Incorrupto
Resulta chocante enfrentarse a un juego de hace años. Uno no sabe muy bien lo que se va a encontrar, pero en cuanto Bandage Girl y el Dr Fetus aparecen en pantalla uno se olvida de todo lo que hay detrás y se mete de lleno en la acción. Super Meat Boy es rápido, frenético; no da tregua. Un plataformas visceral donde el ensayo y el error, y en algunas ocasiones unos buenos reflejos, llevan la voz cantante. Su curva de aprendizaje es muy buena. Los primeros niveles son un paseo en el que se nos permite acostumbrarnos al control y conocer las normas más básicas. Pero enseguida la cosa se complica y empiezan a entrar en juego enemigos, sierras, cañones y todo tipo de armas que nos destrozarán. Hay que conocer el escenario a la perfección para no dar un paso en falso.
Técnicamente va perfecto. Los tiempos de carga son nulos entre fases y, lo que es más importante, los reintentos tras una muerte son inmediatos. Parece increíble que haya que recalcar esto, pero es que hemos tenido un par de malas experiencias últimamente con respecto a este tema. El nivel artístico del tipo pixel art encaja perfectamente con la oleada de juegos de este estilo que tenemos recientemente. Fue, quizás, uno de los precursores de este estilo cuando los indies aún no se habían convertido en la corriente que son ahora. Quizás su nivel de detalle no alcance a lo que vimos en el más reciente Chronicles of Teddy, pero tampoco le hace falta.
La banda sonora será lo único que los seguidores del original encontrarán distinto. Por diferentes y desconocidas razones el compositor original no ha querido que la banda sonora aparezca en las versiones actuales de Super Meat Boy (esto incluye las de PS4 y Vita que salieron hace un año), por lo que incluye una completamente nueva. Ridiculon son los encargados de ponerle ritmo a la mayor parte de Super Meat Boy como también se lo pusieron a The Binding of Isaac: Rebirth. En el proyecto también están implicados Scattle (Hotline Miami) y Laura Shigihara (Plants vs Zombies) con algunos temas puntuales, como el del Hospital, quizás uno de los mejores de todo el juego. Quienes hayan jugado con la música original se sentirán desencantados por el cambio, pero en ningún momento la nueva es mala. Quienes lo jueguen por primera vez disfrutarán de ella como si siempre hubiese estado ahí. Ritmos rápidos, frenéticos y quizá algo más dulces y menos hardcore que las de la versión de 360; centrándose más en el tipo de ambiente que se muestra en el escenario que en la velocidad de lo que sucede en pantalla. Creo que se ha hecho un muy buen trabajo en este sentido.
El contenido del juego es un iceberg, puesto que esconde mucho más de lo que se ve a simple vista. Los niveles en su conjunto podrían superarse con calma con relativa rapidez (a pesar de que pueda sonar contradictorio). Pero la clave de Super Meat Boy es que cada fase está pensada para ser resuelta en muy pocos segundos. Esto hace que todo lo que hemos comentado antes sobre conocer el escenario se vuelve vital si queremos conseguir el grado A+. Además de todo esto, algunos niveles esconden tiritas que nos dan acceso a personajes desbloqueables, cada uno de ellos con habilidades propias. También hay fases extra dedicadas a consolas pasadas o a otros juegos indies, en los que conseguiremos más personajes nuevos. Si esto fuera poco, cada mundo cuenta con una versión oscura que nos ofrece las versiones infernales de los niveles normales, lo que duplica el contenido, pero eleva a la enésima potencia la duración y el reto.
