No tienes ni puta idea de cómo sobrevivir a un apocalipsis zombi. Te has visto decenas de películas y has leído un montón de libros y crees que ese culo que no se ha levantado del asiento en años va a ser el puto John McClane cuando los muertos vuelvan de sus tumbas. Y lo estás deseando. Crees que eres el único que sabe cómo enfrentarse a esos seres lentos y desastrados, que partirás cráneos como el que abre avellanas y que serás sigiloso como un ninja. Serás gilipollas… Cuando los muertos caminen te pillará en bragas, te cagarás encima, será tarde para cualquier patético plan que hayas trazado y tu única opción viable será esperar a que la población se haya diezmado y que los zombis se hayan dispersado lo suficiente. Y aun así, salir a la calle será como firmar tu sentencia de muerte.
Zombi U te enseñará mucho sobre eso. Más de lo que te imaginas. Y te pondrá los pies en el suelo. Vaya si te los pondrá. Están por todas partes y no encontrarás ningún agujero donde meterte a llorar. Cuando lo das todo por perdido, una voz te alerta y te invita a adentrarte en el metro. A ti y a los cientos de zombis que están oyendo la megafonía que alguien ha instalado por la ciudad. Así que tienes que poner tierra de por medio, rezar y esperar a que los dedos temblorosos no te traicionen. Con suerte llegarás al refugio sano y salvo y comenzarás tu aventura. Con otro tipo de suerte morirás. Y morirás muchas veces. Pero no importa, otro te reemplazará. Un día será un publicista y al día siguiente una estudiante, todos con la misma misión. Todos con el mismo destino.
Y, cuando por tercera vez, veas a un nuevo superviviente despertar en ese camastro te darás cuenta de lo equivocado que estabas. Serás un plato de comida más en el buffet del infierno y tu única meta será alargar la agonía de lo inevitable. Quizás encuentres un arma o dos, pesos muertos que ocuparán espacio en tu mochila y que quizás estarían mejor ocupados por algo de comida que restaure la salud perdida a causas de esos arañazos. Pero ¿realmente necesitas comida? Un solo mordisco y despídete. Aquí nadie vendrá a ayudarte, si uno de esos podridos logra echarte el guante no importa cuán llena esté tu barra de energía. No tendrás tiempo ni de defenderte.
No cabe duda de que tu mejor amigo será el bate de cricket. Casi silencioso y casi mortal. No eres un superhéroe. Darle con un palito en la cabeza a uno de esos bichos no conseguirá que acabes con él. Necesitarás 5 y 6 golpes para abrirle el melón y destrozarle el cerebro, su único punto débil. Ni siquiera un disparo directo en la chola logrará abatirlos. Pero se te dará bien. Golpear es fácil si sólo hay uno. Utilizar el bate en una refriega contra más de uno de esos seres es casi un suicidio. Lo más sensato es buscarse alguna estrategia oteando el escenario desde alguna altura, si es posible, y ver cómo abordar la situación. Claro que, siempre puede haber sorpresas. Cuando crees que en el baile estabas solo con tu pareja y ya la tenías en el bote, vendrá alguno a pedir tu mano, por la espalda y sin avisar. No debiste hacer tanto ruido. Por suerte dispondrás de algún que otro objeto de distracción si hay mucho bicho suelto. Las bengalas son especialmente efectivas. A todo esto, no nos gusta tirarnos media hora despejando un área para que, una vez saneada, alguno de esos seres salga de la nada (como por arte de magia) para mordernos el culo. Pero somos conscientes de que en este tipo de situaciones el realismo debe echarse a un lado en pos de la diversión.
Con los pies en la tierra
Todo esto hace que Zombi U se adueñe del género de los survival, volviendo a las raíces más puras e incluso reinventándolas y haciéndolas más realistas. Si Resident Evil fue un precursor, Zombi U lo envuelve en un mundo semi-abierto que podremos recorrer a nuestro gusto, aunque para ello habrá que ir abriendo zonas de una forma excesivamente lineal. Y lo haremos con el culo bien pegado a la pared, calculando cada movimiento y cada posibilidad. Estamos ante una aventura lenta, lejos de las grandes sobradas que el género ha tenido que soportar en los últimos años donde los zombis incluso permitían ser atropellados con un carrito de la compra mientras que el protagonista era poco menos que un fantasma entre la multitud. Los zombis del juego de Ubisoft son reales: no sufren, no se cansan, son insaciables y, aunque lo parezcan, no son idiotas. Te perseguirán, sabrán dónde estás, te olerán detrás de las puertas y lograrán reventarlas aunque hayas conseguido reforzarlas con una mierda de tablas de madera de esas que hay repartidas por los escenarios y que guardarás como oro en paño en tu mochila. También podrás bloquearlas con muebles, pero cuando te veas en la necesidad quizás no tengas tiempo para ello.
