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GRÁFICOS
No nos equivocamos al gritar a los cuatro vientos que Silent Hill Origins es el mejor juego, gráficamente hablando, de todo el catálogo de PSP. El equipo británico de Climax, ha pulido cada resquicio con mimo, solventando las limitaciones técnicas de la portátil con respecto a PS2 y creando un juego que- en conjunto- tiene poco que envidiar a sus hermanos de sobremesa. Para empezar los personajes y enemigos gozan de un modelado magistral, construidos con un número más que aceptable de polígonos (sin llegar a lo visto en los últimos Silent Hill de consolas, como es lógico) y arreglados con numerosos detalles que enriquecen-más si cabe- el resultado final. Las texturas de los mismos rinden asimismo a gran nivel, pero quizá el único punto negativo en este aspecto es el cabello, que no da sensación de ser realista. No obstante, volvemos a recalcar que esto es una PSP, aunque viendo como se mueve Origins cualquiera lo diría.
Las animaciones son igualmente impresionantes, Travis se desplaza por el escenario con gracilidad, de forma realista y sin atisbo alguno de movimientos ortopédicos, ni al andar ni al correr. En cuanto a los enemigos y a otros personajes, más de lo mismo. Destaca especialmente que cada tipo de monstruo tiene su forma específica de caminar o arrastrarse; el movimiento es, indudablemente, otro de los elementos en los que se ha apoyado Climax Studios para buscar el miedo del jugón. Por otro lado, la fluidez con lo que se mueve el motor deja con la boca abierta a cualquiera. El framerate es estable en todo momento, sin molestas ralentizaciones ni otros errores similares.
Sobre la ambientación, sólo se puede decir una palabra: impecable. Los escenarios están trabajados al máximo, repletos de detalles, con la clásica "suciedad" que dota a los entornos de un carácter especial, muy ligado al tipo de terror que se quiere transmitir. En exteriores, se puede recorrer casi todo el pueblo, reconstruido con suma pulcritud e invadido-claro está- por la espesa niebla. La alternancia entre ambas dimensiones también se ha reflejado muy bien, resalta especialmente ese tono rojizo cubierto de hierros que tiene "la cara oscura" de Silent Hill.
Esta versión no cuenta con cámara rotativa, por lo que se producen algunos problemas jugables, sobre todo en aquellos planos en los que se pretende, a modo cinematográfico, cambiar la vista de la cámara. Por fortuna o por desgracia, este tipo de trabas no son nuevas dentro de la saga, así que los acérrimos sabrán pasarlo por alto. En cuanto a los tiempos de carga, no son excesivamente elevados, algo de agradecer, y eso que otros juegos con mucho menos potencial se tiran la vida cargando.
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