Cómo decorar la habitación de un Bebe-Gamer

PS3
Publicado el 18-06-2008 a las 00:25 Página 1 de 3   >>   
Autor: Alejandro "KaTXi" Reyero

Sugestión desde la más tierna infancia

Hacerse mayor es algo siempre curioso y en parte traumático. Hasta ahora siempre he comentado con los colegas eso de “qué mayores somos, ya jugábamos con el Spectrum 48Ks”,  “Mi primera consola fue una NES” o “Yo vi jugar al Sporting en primera división” (esta última ya no vale a partir del año que viene, ¡¡¡OE OE OE OEEEEE!!!), pero nada cambia tanto tu vida como tener un bebé.
Mi retoño, Iván, cumple un año el próximo 30 de Junio y ya desde muy joven apuntaba maneras (o eso me gustaba creer a mí)

Como podéis entender, no veo el día en el que pueda sentarme con él (después de que haya hecho los deberes y salido a la calle a sudar un poco con otros niños y sus deportes) delante de la tele y jugar unas partidas a la consola que esté de moda para entonces (imagino que ya habremos pasado a una nueva generación). De momento lo único que sabe el tío es darle al botón de la X de la Xbox 360 para encenderla y que le ponga un capítulo de Pocoyó (no está mal para tener 11 meses y medio). Aunque su introducción al mundo del videojuego llegó hace un par de meses, de una manera poco sutil a la que ha ayudado de forma decisiva la persona que, en nuestra casa, menos uso hace de las consolas: su madre, que es toda una artista.

Con 4 días rodeado de consolas, mandos, Nintendogs y Markus Fenix

La cosa empezó unos meses antes de que naciera. Justo en ese momento adquirimos una nueva vivienda a la que nos íbamos a mudar cuando el niño naciera, aprovechando la baja de maternidad. Cuando nos planteamos la decoración del piso, y más concretamente la de su habitación, surgió la idea de pintar toda una pared con un dibujo infantil, aunque original, nada de “nubecitas” y “Osos Amorosos”. Mónica, como ya he comentado, es una artista (aficionada) y se propuso el reto de pintar ella misma la pared, a mano alzada y sin usar plantillas ni pegatinas.

La artista y el afortunado dueño de una habitación Gamer

Lo primero, como podéis imaginar, era buscar una foto, dibujo o motivo en el que inspirarse. Mi primera idea, evidentemente, fue algo relacionado con el mundillo de los videojuegos. Nada más saber que era niño se me pasaron por la cabeza cosas como El Jefe Maestro, Markus Fenix o Mario en un combate de Smash contra algún otro icono de Nintendo, pero (con buen criterio) a la madre no le resultaba apropiado.
En la siguiente fase llegaron temas de cómic o manga más o menos infantil, pero nada ñoño en plan Disney. Estudiamos posibilidades del Castillo Ambulante, Chihiro y Calvin y Hobbes. Cuando ya casi nos habíamos decidido por estos últimos recordé el único juego que a Mónica le ha hecho gracia en estos últimos años junto al Zuma de Xbox 360: Locoroco.

La propuesta era perfecta; era relativamente sencillo de hacer (aunque luego cosas como los arbustos y las flores lo complicaron una barbaridad), original, colorido y con un toque infantil pero para nada pedante. Tras mucho buscar encontramos una captura de pantalla modificada a la que le habían añadido una niña extraña de la que era muy fácil deshacerse:

El modelo original (véase la niña horrible)


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