Jam Sessions

Jugar con los efectos de sonido como la reverberación, los ecos o la distorsión de cada acorde que marquemos nos brindará un sinfín de matices y posibilidades más típicas de un programa profesional, aunque siempre sin llegar a serlo, pues está adaptado a una consola portátil. En la pantalla inferior se nos mostrará la imagen de una cuerda, la cual tenemos que rascar o rasguear. En la superior y sólo en el caso de que toquemos alguna de las canciones que incluye aparecerán acordes y tiempos.  En todo momento permaneceremos con una mano en el stylus y otra en la cruceta, o en los botones si se es zurdo. Básicamente, rasgaremos la cuerda virtual con el lápiz y marcaremos el acorde que queremos con los botones o cruceta. Éste es todo el planteamiento que nos propone Jam Sessions, el mismo que tiene una guitarra. Es posible que haya a quien le resulte aburrido puesto que no existe un reto real, ni tampoco ningún tipo de diversión superficial.  Es más bien una clase de entretenimiento pausado y repetitivo con el único propósito de mejorar la técnica. Es posible que algunos artistas y músicos (de cualquier nivel y categoría) le vean posibilidades de cara a conciertos con tintes claramente modernos. Pero para el público general creemos resultará algo cargante. 

Aspecto y sonido
La simplicidad de la presentación da la sensación de título inacabado o beta. Esto es algo ciertamente malo. El minimalismo nunca debería dar la sensación de obra inacabada ya que su principal función es hacer que pocos elementos tengan una importancia soberbia. En este sentido Jam Sessions recibe un punto negativo. Colores grises y apagados bañan cada uno de los menús y hasta la pantalla jugable resulta sosa y vacía (compuesta por una cuerda y una leyenda de acordes). De vez en cuando aparecerá un dibujo o animación simple, por acompañar e incluso podremos cambiar el fondo de pantalla. Nada de esto soluciona su problema de diseño ya que por lo general el arte en este juego es de baja calidad. Poco inspirado en este sentido.

A los botones o cruceta podremos asignar cualquier combinación de acordes, sostenidos y efectos que se nos ocurra, la más usada en cada canción que queramos representar o con la que queramos trabajar. Así, y con la ayuda de los gatillos, tendremos a nuestra disposición un plantel de 24 sonidos distintos en acceso directo más la infinidad de posibilidades al acabar la representación musical.