De golosos está el universo de Nintendo lleno. Mario vivió una de sus mayores aventuras cuando Peach le invitó a degustar una tarta en su castillo. Ahora es Kirby quien, ante la promesa de la mejor tarta de Dream Land, decide probar fortuna en un torneo creado por el mismísimo Rey Dedede. Obviamente, todo es una estrategia de éste para derrotar a Kirby con sus propias armas. No literalmente, claro. O sí; según se mire. El pato mayor del reino ha creado una clonadora de Kirbys a los que usará para derrotar a la bolsa rosa y todos ellos lucharán con los poderes más representativos de los casi 30 años de la saga.
Es la hora de las tortas
Nintendo hace las cosas de forma diferente. Siempre lo ha hecho, sin dar un paso atrás y a veces granjeándose la enemistad de algunos jugadores que no comulgaban con sus premisas. Sus decisiones han podido ser correctas o equivocadas, pero siempre han tratado de ser coherentes con sus argumentos. Y dentro de todas esas políticas hay una que a mí no me termina de convencer: la felicidad obligatoria. Un rollo Mr. Wonderful que choca frontalmente con todos aquellos que vemos el error, la decepción y el enfado como parte necesaria de todo ser humano y relación. Es en esa corriente de evitar conflictos emocionales donde sagas como Animal Crossing han visto blanqueado su carácter. Ya no hay vecinos que se enfaden con nosotros ni ningún trato que penalice nuestras malas acciones o conductas. Y en esa misma línea han ido los modos competitivos de algunos juegos.
¿Por qué cuento todo esto? Porque por fin Nintendo nos pone entre manos un juego competitivo en el que darlo todo para destruir a nuestros amigos y rivales. Atrás quedan años de ñoñería. Aquí hemos venido a partirnos la cara. Es cierto que sagas como Smash Bros mantienen ese estilo porque no les queda otra (esperemos que no inventen los juegos de lucha cooperativos y libres de golpes), pero todos hemos asistido a la desaparición de la subserie Four Swords, que se vio suplantada por un insulso Tri Force Heroes que, de haber seguido las raíces del original, habría cosechado ventas y críticas muy diferentes.
No es por la tarta
¿Y qué se ofrece en esta contienda? Una versión ampliada de algunos de los minijuegos de lucha que ya pudimos disfrutar como complemento en otras aventuras de Kirby o en el mismísimo Team Kirby Clash Deluxe, de descarga gratuita en la eShop de Nintendo 3DS. Es más ambicioso que todo eso, es cierto, y en algunos momentos se acerca más a minijuegos que a combates reales. Pero sólo consta de 10 pruebas, todas ellas de ejecución similar que, tanto en modo Historia como en Combate, enseguida acusan esa falta de variedad. No voy a pasar a enumerarlas una a una, pero en todas ellas deberemos de combatir por alcanzar unos objetivos muy concretos.
En muchas de ellas las peleas serán una herramienta para conseguir nuestros objetivos y estorbar a nuestros contrincantes, siendo necesarias, pero no suficientes para conseguir la victoria. Cuando digo que todas siguen una ejecución similar es que, aunque cambiando el escenario y el tipo de pruebas, la gran mayoría se basan en recoger elementos del escenario y lanzarlos a un punto determinado del escenario. O bien rellenamos combustible de una nave, o recogemos manzanas de los árboles o cargamos un tren con minerales, pero el core común de todos ellos es siempre el mismo. Las sensaciones en cada pueden llegar a ser diferentes, ya que no es lo mismo luchar por recolectar manzanas que moverse continuamente por un escenario persiguiendo un tren, pero la repetición de fórmulas cuando hay tan poca variedad de estilos de combate se acusa en exceso.
