|
Se ha quedado en nada.
Hace tres años que SEGA decidió embarcarse en la aventura de incluir a los personajes de sus sagas más emblemáticas dentro de un juego de carreras desenfadado siguiendo la estela del exitoso Mario Kart. En las pasadas navidades pudimos disfrutar de una nueva entrega en las consolas de sobremesa que incluía un sistema más depurado y nuevos sistemas de juego, lo que mejoró notablemente la obra original, logrando desmarcarse de la clamorosoa falta de originalidad en la serie de Nintendo. Casi 4 meses después nos llega la versión para Nintendo 3DS con el sabor de las versiones grandes, pero con enormes defectos que le impiden llegar a ser el gran juego que prometía.
Fiasco técnico
Y es que todo el apartado técnico es una debacle. A nivel visual, aunque trata de recoger todos los elementos y detalles que se muestran en la pantalla grande, la calidad se ha resentido bastante. Esto no sería ningún problema si no fuera porque el número de frames por segundo es de risa. Ya no sólo por no provocar ninguna sensación de velocidad, sino porque el juego va constantemente ralentizado, a tirones, lo que lo convierte en una experiencia muy poco gratificante. Con ello consigue que en muchas situaciones no logremos encontrar el trazado del circuito (especialmente cuando se llega a una zona abierta) o que no lleguemos a ver los diferentes obstáculos que hay en la pista.
Y eso sin contar el que el vehículo a veces se queda enganchado en alguna rampa o que, en pleno vuelo se gira y pierde velocidad sin motivo aparente. La banda sonora tampoco es para tirar cohetes, aunque se agradece el doblaje al castellano. La falta de efectos de sonido (que dejan de oírse como por arte de magia) junto con la mala calidad de los pocos existentes hacen que se pierda la ya inexistente atmósfera con la que cuenta el juego. Es una auténtica pena que un juego como éste salga al mercado en estas condiciones tras un retraso inexplicado.
Si algo funciona…
No lo cambies. Es por esto que la jugabilidad propiamente dicha es un éxito. Repitiendo sin miramientos el mismo esquema de control de Mario Kart 7, es una delicia conducir los diferentes vehículos que nos ofrece la versión de SEGA. Además se ha conseguido llevar más allá la fórmula de la serie rival y el paso por aire y mar nos transporta a un nuevo plano jugable mucho más entretenido y variado que el contrapunto de Nintendo. El desarrollo de las pistas también cuenta con un diseño espectacular, aunque unas están mucho más inspiradas que otras, como suele ser habitual. Lo más interesante de éstas es que reviven muchos de los escenarios más emblemáticos de las sagas de la compañía japonesa, a pesar de que sea Sonic el personaje que da nombre al título.
 El mayor problema que le vemos a algunas de las pistas es la dificultad que tienen para seguir, en según qué zonas, el recorrido acrecentado este problema por las cuestiones técnicas ya mencionadas. Es cierto que se cuenta con un mapa en la pantalla inferior, pero debería ser algo más intuitivo. Nos gusta que haya zonas más abiertas que otras, pero eso se consigue en detrimento de las peleas y la masificación de jugadores. A veces da la sensación de estar corriendo solo, sin posibilidad de ver a ninguno del resto de los corredores.
|
|
|
