The Count Lucanor

PC, Switch
8.0
The Count Lucanor 10 TodoJuegos
Publicado el 23-10-2017 a las 23:12 Página 1 de 2   >>   
Autor: José Ángel "ASTURmatr" Álvarez

Lo que sucedió a un niño.

Si hay una cosa que siempre he defendido es poder vivir las historias, tanto en cine y series como en videojuegos, tal y como fueron concebidas, es decir, sin destrozar ninguna sorpresa. Y eso es algo que, inevitablemente, voy a tener que hacer con el comienzo del juego. Yo pude disfrutarlo porque no sabía qué me iba a encontrar. Y lo que sucedió tras los 10 primeros minutos de juego me dejó en shock. The Count Lucanor aparece ante nuestros ojos como un dulce cuento de hadas del siglo XX en el que los colores vivos, los pajarillos y las buenas acciones cobran protagonismo. Hasta que la historia se tuerce y se convierte en tu puta peor pesadilla.


Lo que sucedió a un duende

Lo que antes eran dulces personajes y vivaces animales pasarán a convertirse en sórdidos seres y crueles bestias que destrozarán cualquier atisbo de dulzura. De la nada surgirá un extraño duende que nos guiará fuera de tan escalofriante situación con una peculiar propuesta: si adivinamos su nombre, podremos heredar la gran fortuna del conde. Para ello tendremos que recorrer cada rincón de su castillo obteniendo las letras que lo componen. Hay hasta un total de ocho salas, cada una de ellas con un puzle o una prueba a superar.

Los creadores, Baroque Decay, no ocultan que las raíces del juego enlazan fuertemente con la serie Zelda y Silent Hill. Del primero toma los puzles y del segundo la capacidad para crisparnos los nervios. Por momentos abraza el género de las aventuras gráficas y, todo ello en conjunto, da consistencia a su jugabilidad. No obstante, a medida que nos vamos encontrando salas, hay algunos puzles que no lo son tanto, especialmente los iniciales. Aunque siempre hay agradables sorpresas, como las misiones al estilo Metal Gear, huyendo del Camarlengo Rojo mientras rebuscamos entre cofres del tesoro.

Y es que su atmósfera no es apta para quienes tengan problemas cardiacos. El castillo se encuentra en absoluta penumbra y tendremos que guiarnos acompañados de la luz de una simple vela. Habrá muchas escondidas en cofres por todo el castillo y, tal y como aconsejan los personajes, es necesario que las utilicemos para iluminar rincones y evitar desagradables sorpresas: los funcionarios. Aunque pueda sonar a chiste, estos seres demoníacos camparán a sus anchas por el castillo y no dudarán en arrastrarnos al infierno con ellos si nos encuentran. La única arma de la que disponemos es la huida, además de escondernos debajo de muebles y cortinas.


Quien crea que un juego con un estilo a caballo entre los 8 y los 16 bits es incapaz de dar miedo (o al menos generar tensión) es que no han jugado a El Conde Lucanor. Vale. No soy un medidor fiable. Me produce tensión hasta el Templo del Bosque de Ocarina of Time (odio esas manos y esa música) y apago la consola cada vez que oigo el lamento de un Redead, pero es necesario volver a valorar la brillante idea del uso de velas. Aunque casi todo el mérito es de los sonidos del juego. A pesar de hacer uso de una extensa de archivos de sonido de libre distribución, algunos de ellos algo irritantes y repetitivos (por ejemplo los balidos de las cabras), en su conjunto crean una atmósfera desasosegante en la que se apoya todo el juego. El uso del estéreo, así como el volumen de los sonidos, nos permitirá averiguar por dónde y a qué distancia se encuentran los peligros, consiguiendo que el sonido no sólo sea parte de la historia, sino de la jugabilidad.


Caratula

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